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Argentina y Brasil: ¿Dos rumbos diferentes?

Argentina y Brasil: ¿Dos rumbos diferentes?

La opinión pública argentina ha seguido con explicable atención la campaña electoral en Brasil, y no es para menos teniendo en cuenta la creciente interrelación con nuestro vecino y socio en el Mercosur.

Estas elecciones presidenciales hacen ahora oportuno presentar una evaluación de las políticas que se vienen implementando en los últimos años, comparando el sendero estratégico trazado desde la Presidencia de Fernando Henrique y esencialmente continuado por Lula, con el que Argentina viene transitando desde hace ya siete años.

Comencemos por decir que hace 60 años la economía argentina era 40% mayor a la brasileña, mientras que en la actualidad el PBI argentino es apenas la cuarta parte del brasileño. La buena noticia es que el PBI por habitante es en nuestro país aún un 40% superior.

Esta evaluación comprende cinco áreas: 1- Inversiones Productivas, 2- Inserción en el mundo, 3- Federalismo Fiscal, 4- Capitalismo Competitivo o Capitalismo de Amigos y 5-Educación.

1- Destaquemos que las inversiones directas externas productivas son hoy en Brasil 10 veces superiores a las nuestras. En la década anterior la diferencia a favor de Brasil era mínima. La confianza sobre el futuro es distinta: en los últimos cuatro años ingresaron en Brasil u$s 60.000 millones y se fueron del nuestro, vía fuga de ahorros privados, más de u$s 40.000 millones. Las inversiones productivas en Brasil tienen asegurado financiamiento a largo plazo y a bajo interés, cosa que no ocurre entre nosotros. Influye el hecho que el riesgo país en Brasil es menos de la tercera parte del nuestro a pesar que nuestro endeudamiento público es menor. La explicación a esta paradoja se encuentra en el primitivismo institucional de persistir, por ejemplo, en presentar cifras estadísticas oficiales que no reflejan la realidad. También influye negativamente que nuestra inflación sea cinco veces superior. (Tenemos la segunda inflación en el mundo, superada sólo por Venezuela).

2- En esta década nuestras exportaciones más que se duplicaron, pero las brasileñas más que se triplicaron. La principal explicación se encuentra en el hecho que a nadie en Brasil se le ocurriría desalentar y ponerle obstáculos a la difícil tarea de ganar nuevos mercados con impuestos anti-productivos propios del Imperio Romano (diezmos antes, hoy retenciones).

Nuestros impuestos al comercio exterior son siete veces mayores a los brasileños.

3- Fernando Henrique Cardoso inicio en los noventa un proceso de fortalecimiento federal fiscal, continuado por Lula. El principal impuesto en Brasil es de carácter provincial (ICMS). Los estados recaudan en Brasil nada menos que la tercera parte de los impuestos totales. Nuestras provincias captan menos de la sexta parte de los tributos. Esto es crucial para asegurar el federalismo político, por eso en Brasil hay Gobernadores y entre nosotros Virreyes Delegados de la Casa Rosada, ya que se incumple abiertamente la Ley de Coparticipación de impuestos que establece la coparticipación “automática” superior al 50%, mientras que en realidad se envía sin discrecionalidad política menos del 30%. De hecho Brasil fortaleció la República Federal y nosotros la Unitaria.

4- El capitalismo competitivo en áreas como la energía le ha permitido a Brasil expandir sus reservas de gas en un 65%, mientras las nuestras cayeron 55%, ellos incrementaron sus reservas de petróleo en un 52% y las nuestras cayeron 20%. Por eso ellos cada vez producen más gas y petróleo, mientras que nuestra producción cae y cada vez se explora menos. La clave explicativa es la reforma constitucional de 1995 de Fernando Henrique que abolió el tradicional monopolio de Petrobras, la convirtió en una empresa abierta a la inversión de accionistas privados y al mismo tiempo convocó, a través de licitaciones competitivas e internacionales, a las empresas líderes en el mundo para explorar más de 130 millones de hectáreas marítimas.

Nuestro capitalismo de amigos tiene como exponente la irregular adjudicación de más de 7 millones de hectáreas potencialmente petroleras en Santa Cruz a dos conocidos empresarios vinculados a la Presidencia.

5- Finalmente la Educación; comencemos por señalar que el calendario escolar en Brasil es como en México de 200 días por año, el nuestro es de apenas 180 pero nunca se cumplió. Brasil gradúa anualmente 800.000 profesionales universitarios, nosotros apenas 95.000 (ellos 4,2 cada 1000 habitantes nosotros 2,4). De cada 100 estudiantes que ingresan a las universidades brasileñas se gradúan 63, mientras que en nuestras universidades públicas se gradúan apenas 20. Ellos avanzan más rápido que nosotros en acumular capital humano altamente calificado para el globalizado siglo XXI. Esta visión estratégica a largo plazo los llevó a ser más exigentes. Desde 1998 existe el ENEM (examen general de graduación secundaria), cuya aprobación es esencial para ingresar a la Universidad. Esta exigencia (usada en más de 60 naciones) no existe aquí.

La enseñanza de esto es muy simple: cada nación recoge siempre los frutos de las semillas que siembra, esperemos que pronto comencemos a sembrar nuevas semillas de esperanza y progreso en Argentina.
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