Zapatero intenta ganar tiempo y lo que sucede es que lo seguimos perdiendo. Lo estamos perdiendo desde que no quisieron verse las orejas al lobo y, peor aún, cuando llevaba medio rebaño devorado y se siguió diciendo que lo peor había pasado porque esa noche se había comido menos ovejas que la anterior. Y ahí seguimos. Otra vez la retahíla de ministros con el mantra: ya casi estamos remontando. Desde abril estamos remontando..., pero al revés, hacía abajo.
Ahora y tras el debate, el presidente y sus leales vuelven con las mismas. Con echarle la culpa al PP del paro, como si él no llevara seis años gobernando, y luego hacerle un llamamiento al patriotismo. Ese que arrime el hombro que queda tan bien como slogan pero que esconde en realidad su
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propia inanidad. No es la oposición quien debe tomar medidas. Es él quien debe hacerlo y dejar de fugarse por comisiones y el bálsamo de FIERABRAS del "diálogo".
Porque esa apelación a
Rajoy ¿para qué es? ¿Para que firme el qué? ¿Que el viento es el único dueño de la tierra? ¿La gaseosa ley de economía sostenible? ¿Ese documento vaporoso donde no hay otra cosa que su viejo discurso de "miss" de que a ver si somos todos buenos y mejoramos el mundo?
Hacen falta propuestas del Gobierno. De una vez y sin juegos malabares. Es el Gobierno quien debe hacerlas y hasta ponerlas en práctica. ¿Jubilación a los 67? ¿Aumento de los años de cotización para tener derecho a pensión? ¿Reforma laboral y propuesta de contrato de trabajo? ¿Apoyo claro a las pequeñas y medianas empresas con fórmulas contantes y sonantes?
Pero en vez de ello lo que se pretende es vestir de nuevo la mona. Ahora con el pacto, que será simplemente un aderezo parlamentario con CiU y PNV para sacar votaciones adelante. Puro funambulismo parlamentario. Palabrería pura, declaraciones vacuas de intenciones que pretenden esconder la cruel realidad. Que no se sabe que hacer y que no se está, en verdad, profundidad y con realismo, haciendo nada. Sólo mítines, sólo discursos, solo consignas, solo argumentarios para hacer oposición a la oposición.
Pudo funcionarles en el pasado. Pero ya no cuela. Por colar no cuela, lo cantan las encuestas, ni en Andalucía cuela ya la manifiesta inutilidad de este Gobierno que ha renunciado a lo esencial: gobernar.
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