El jefe de Estado de Ecuador, y presidente pro témpore de la UNASUR, Rafael Correa, luego de haber visitado al devastado pueblo haitiano, producto del sismo que dejó casi 200 mil muertos y tres millones de damnificados, convocó a una reunión con carácter de urgente de los países miembros de la misma.
El encuentro tiene el objetivo de generar y poner en práctica una nueva visión de cooperación Sur-Sur, estableciendo mecanismos de acompañamiento y fortalecimiento de la institucionalidad del país, para que Haití pueda salir de la crisis que actualmente atraviesa.
Es decir, que no solamente la convocatoria es para discutir la emergencia, sino políticas a mediano y largo plazo, pues de lo contrario expresó el primer mandatario ecuatoriano: "el país sencillamente no podrá seguir adelante, a no ser que sea como colonia, y eso no lo vamos a permitir".
Curiosamente la UNASUR debate en este contexto y en esta realidad sobre el primer país latinoamericano en declararse libre de los imperios de turno.
Hoy el 60% de su presupuesto proviene de la ayuda y el aporte internacional, con lo cual si la ecuación no cambia, tampoco se modificarán los mecanismos institucionales para imaginar otro modelo de desarrollo.
Frente a este panorama existen dos posturas. La que ha implementado el gobierno de Barack Obama; es decir ocupar con 10.000 hombres el país, controlar el aeropuerto y las comunicaciones, repartir la ayuda humanitaria tirando paquetes desde los helicópteros a la muchedumbre hambrienta y necesitada.
El otro defendido por Argentina y sostenido por una gran cantidad de gobiernos sudamericanos es la ayuda a través de las organizaciones sociales y los referentes intermedios de cada lugar, con un carácter lo más personalizado posible, haciendo llegar la asistencia puntual, a los lugares indicados.
Imaginamos, por lo tanto, dos escenarios totalmente diferentes a la hora de enfrentar, no sólo las consecuencias del terremoto, sino la construcción de una base social diferente para encarar el futuro.
En una visión, Haití es otra nación del mundo en donde se pretende solucionar una situación de crisis o conflicto, ocupándola militarmente, avasallando sus autoridades y sus derechos soberanos como ocurre en Irak o Afganistán; en la otra aparece la dignidad al ciudadano, la búsqueda de salidas en el marco del respeto a la autonomía de los pueblos.
Es desde esa perspectiva que el gobierno argentino viene impulsando allí el programa de huertas comunitarias, en donde actualmente hay más de 12.000 mil con cultivos y autoproducción de alimentos frescos en el centro y norte del país que alcanzan a 80.000 haitianos.
Es decir, una solidaridad genuina, un aporte concreto a la estabilidad política.
Resulta, por lo tanto, sumamente valorable la actitud del Presidente de Ecuador y de nuestro gobierno, por intentar que Sudamérica busque sus propios caminos y alternativas frente a la situación en Haití; muy lejos de esas convocatorias panamericanas en donde presidentes y cancilleres esperaban recibir instrucciones del Departamento de Estado norteamericano.
Oscar Laborde
Dirigente Nacional del Frente Transversal
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