Chouchou Sarkozy

Tengo un ataque de cuernos bestial, así que él o la que se encuentre hoy conmigo mejor que ni me salude. No contenta Carla Bruni con haberme quitado a Sarkozy, ahora cuelga vídeos en Facebook dónde se dan besitos en la boca como quinceañeros con las hormonas disparadas. Lo hace a propósito la muy malvada para que me muera de la envidia yo y unas cuentas más.

No es ningún secreto mi amor por Sarkozy, ya lo he dicho muchas veces y lo diré las que haga falta. Ya sé que es feo, que mete la pata y que además me dobla la edad (más o menos) pero lo encuentro irresistible, qué le vamos a hacer. El amor es ciego, no tiene edad y no tiene barreras.

Parece que los franceses no están del todo contentos con Sarko, así que Nicolás se he metido en Facebook para hacer amigos y, como cualquier usuario de esa red social, cuelga vídeos de su vida. El otro día estaba madame Carla con cuatro lectoras de una revista femenina francesa tomando té o café (no se especifica) en un salón del Elíseo. Por sorpresa aparece su marido. Se sienta, charla con todas y mientras Carla se lo come con los ojos, le toca las manos, lo mira, lo remira, o sea, lo que viene haciendo una cansina. Cuando se va, le planta un beso en los morros y le dice chouchou, que debe de ser la versión francesa de los que aquí utilizan: cari, gordi o lindezas edulcoradas de ese tipo.

Bien pensado y desde mi atalaya de fémina yo creo que Carlita tiene miedo. Y es normal que lo tenga. El problema es que desde su postura el miedo no lo puedes ventilar en forma de vídeo casero en el que dejas a tu marido a la altura de un payaso que recibe de su esposa el apodo de chouchou. Venga ya, hombre, que es el presidente de la república francesa.