La "inconsistente" popularidad de Chávez

Es insólito que la gente haya votado por unos gobernadores y acepten que Chávez los ampute

No hay forma de convencer a mi esposa de que ocurren dos cosas a la vez: Chávez es popular mientras la mayoría de la población rechaza su propuesta radical.

Ella no está sola en esa percepción. Para muchos amigos y colegas, la popularidad de Chávez es una inconsistencia. No es posible que tenga 59,3%, luego de diez años de mal gobierno y después de estar atacando a medio mundo como si en vez de fiebre porcina le hubieran pegado mal de rabia.

Bajo esta premisa, es lógico acordar con mi esposa que aquí: "o la mayoría de los venezolanos se enloqueció o las encuestas no reflejan el sentimiento real de la población".

No puedo rechazar la posibilidad de que alguna de estas dos hipótesis sea cierta. Entiendo que suena raro que más del 80% de la gente continúe diciendo que el Gobierno es malo resolviendo la inseguridad y esto no termine afectando la popularidad de Chávez. Parece un sin sentido que el 83% rechace usar a Cuba como ejemplo para el país y por otro lado le permitan a Chávez visitar a Fidel para pedir consejos u ordenar la supervisión de la educación con funcionarios cubanos. Es insólito que la población haya votado mayoritariamente por unos gobernadores y alcaldes de oposición y luego acepte que Chávez los despoje arbitrariamente de sus atribuciones y presupuesto, atacando el corazón del sistema democrático (luego de haberle amputado otros miembros, incluyendo el reproductor).

La ruta más fácil para explicar esta inconsistencia es que las encuestas se equivocan. Claro que es posible que así sea, pero la evidencia parece indicar que por ahí no van los tiros. A estas alturas, me parece un ejercicio estéril repetir la misma excusa, cuando hemos visto, una y otra vez, la capacidad proyectiva de las encuestas serias en términos electorales.

Entonces, ¿es que la gente le mete al loco? Pues no. La conexión de Chávez con la población es una función de muchas variables. Vamos a estar claros, el tipo es carismático, conoce el ADN de la población y les llega con su discurso y estilo. Segundo, las misiones siguen siendo un ancla sensacional, que ayuda mucho en su conexión popular. El tercer elemento se refiere a la ausencia obvia, evidente, estrambótica, de articulación opositora. Ya ni siquiera me refiero a la falta de líderes. La respuesta de algunos colegas a mi comentario sobre el Titán y los héroes, aunque planteado por algunos de ellos como un ataque personal y no como un reto a debatir ideas, me permitió entender algo en lo que tienen razón. El problema no es sólo la existencia de líderes-héroes, sino también de actos heroicos cotidianos. Esos que realiza la gente común desde su propio espacio, por pequeño que parezca, en un país donde el sólo hecho de no callarse o repartir un panfleto, será cada día más peligroso y por ende más heroico. Pero esto sólo pasa cuando entienden la magnitud del peligro y eso nos lleva a la última razón que parece resolver la inconsistencia: mucha gente no sabe o no cree que está pasando& lo que está pasando.

Sólo 35% de los venezolanos piensa que se usa el modelo cubano como ejemplo para el país y menos de 40% cree que Chávez impide trabajar a los opositores electos. Sí y sólo sí la población percibe el riesgo en su justa dimensión, entonces la ecuación puede cambiar. El problema es que Chávez lo sabe y cierra espacios, elimina actores, controla la comunicación, fomenta la autocensura y aprovecha su histrionismo frente al vacío adversario. Sin comunicación, sin instituciones políticas sólidas, sin presencia fuera de las ciudades principales, sin líderes nacionales y locales que muevan la fibra de la gente, entonces no es inconsistente que Chávez sea popular, sino todo lo contrario. Cambiar esto es el verdadero reto y sólo se logra integrando a todos, independientemente de que no te caigan bien.

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