No ha sido posible detener ni revertir en más de 27 meses del actual Gobierno la tendencia a la reducción de la producción estatal de petróleo que viene de una década atrás.
Sin embargo, los últimos años, con los altos precios del crudo, se compensó -y con creces- la menor producción petrolera a la hora de sumar los ingresos por este rubro en el Presupuesto del Estado.
Pero la situación ha cambiado drásticamente. En 2009, se redujo el presupuesto de inversión de la estatal petrolera a $967,8 millones, alrededor del 50% del monto de inversión con el que contó Petroecuador en el año anterior. No obstante, lo más grave es que aún está por verse las anunciadas reforma y modernización de la empresa estatal, en manos de la Marina desde diciembre de 2007.
Hay que dotar a Petroecuador de una estructura empresarial ágil y eficaz, pero sobre todo blindarla para que no se convierta en botín político y para que sea dirigida por personal especializado y profesional. Además, con el reingreso del Ecuador a la OPEP, el país se halla obligado a disminuir su producción de crudo en 40 mil barriles por día.
Según datos del Banco Central que recogió ayer este Diario, entre enero y febrero de este año, la producción total del país se redujo en 10,8%, al pasar de 15,6 millones de barriles de crudo el primer mes a 13,9 millones el segundo. La caída mayor se registra en los campos a cargo del Estado, en los que la reducción entre un mes y otro fue de 1 millón de barriles: incluyendo el bloque 15, se reportó en enero una producción de 8,8 millones de barriles y en febrero, de 7,8 millones. Sin reforma de Petorecuador y sin incentivos y seguridad jurídica para la inversión de las empresas privadas, no será posible detener la caída de la producción de crudo en el Ecuador. El país dejó de percibir millonarios ingresos en los años de altos precios del crudo: cuando estos han caído, resulta más importante aún revertir la declinante extracción estatal e incentivar la producción privada.
Opinión de HOY
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