Como hace dos mil años, miles de personas se levantaron temprano para esperar el momento, esta vez, con una celebración que recordó el acontecimiento, e inició de manera formal la Semana Santa.
No todo es vacacionar en estos días. Niños con sus mamás, señores de edad y jóvenes se dieron cita frente al kiosko de la Plaza Zaragoza, donde encontraron un ramito tejido con palma y otras hierbas, para mantener la tradición del Domingo de Ramos.
Todos contrados, escucharon el mensaje del el cardenal Francisco Robles Ortega.
La mayoría llegó temprano, pero no faltó el que se confundió con el nuevo Horario de Verano, y al final de la misa apenas andaba buscando quien le bendijera el ramo.
Para entonces, otros ya estaban inmersos en la fe.
El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, y recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén, montado en un pollino, mientras a su paso dejaban caer palmas y ramos como homenaje. Días después, lo crucificarían.
Había mejores intenciones entre quienes acudieron a la ceremonia, pues todos meditaron sobre la resurrección que se celebrará el próximo domingo, y en las ceremonias que se tendrán durante la Semana Santa.
Si (
No(
