Chávez quiere abrir una filial de autos en el país

"Estamos en conversaciones" para que la planta "se instale en Ensenada", señaló Mario Secco, el alcalde de ese distrito situado a 50 kilómetros de la capital argentina.

"Quieren venir a esta zona porque también tenemos radicada la planta de laminado de chapas que abastece a todas las empresas automovilísticas" de Argentina, comentó.

Secco apuntó que Venirauto, una sociedad creada hace dos años por la estatal venezolana Veninsa y la iraní Aido, podría comprar un terreno de 200 hectáreas en Ensenada para instalar su filial.

"Están pensando en desembarcar con fuerza para poder entrar en la región", aseguró después de indicar que funcionarios del municipio argentino viajaron a Caracas para avanzar en las negociaciones.

El posible desembarco de Venirauto en Argentina se conoció en momentos en que la presidenta argentina, Cristina Fernández, tiene previsto hacer una visita oficial a Venezuela el 21 de enero próximo, después de la que hará a Cuba.

Los viajes de Fernández a Cuba y Venezuela estaban previstos para estos días, pero fueron aplazados por una semana el viernes último, un día después de que la mandataria sufrió una indisposición que la obligó a guardar reposo.

Las fábricas de automóviles instaladas en Argentina, todas filiales de multinacionales estadounidenses, europeas y japonesas, han aplicado suspensiones de personal y cesado a contratados a raíz de una caída del 30 por ciento en sus exportaciones provocada por la crisis financiera global, lo que desató conflictos sindicales.

Argentina produjo el año pasado un récord de 597.086 automóviles, pero la fabricación registró una fuerte caída en diciembre último a raíz de la crisis global.

Para paliar la situación del sector, Fernández anunció a fines del año pasado un plan de subsidios para la compra de automóviles nuevos al que pueden optar quienes nunca hayan adquirido un vehículo "cero kilómetro".

Argentina mantiene muy buenas relaciones con Venezuela, pero está distanciada de Irán, al que se acusa de presunta complicidad con el grupo terrorista que cometió el atentado de 1994 contra la mutualista judía AMIA, en Buenos Aires, en el que hubo 84 muertos y centenares de heridos.