A pocos días de la traducción de la demanda y de conocer si los tribunales del distrito de Columbia, en Estados Unidos, acogerán el reclamo peruano, cabe preguntarse si la exhortación que debe sentir la Universidad de Yale es jurídica, o debería ser moral.
En 1912 Hiram Bingham, divulgador de Machu Picchu, que no "descubridor", se llevó las piezas con un permiso expreso del Estado peruano que precisaba una fecha de devolución. Bingham llevó los restos a la Uiversidad de Yale para estudiarlos, y hasta el día de hoy no regresan.
El Estado peruano fue descuidado y nunca eclamó las piezas, pero es cierto que Yale no debió esperar los casi cien años que demoró el reclamo para devolver las piezas. Ahora el asunto es legal, tras quince meses de infructuosa negociación entre las partes.
Dicen los conocedores que el argumento legal peruano no es muy sólido, y que Yale persisirá en su afán de conservar las reliquias incas en su museo de New Haven, Connecticut.
Ésto a pesar del daño que su postura le ha provocado entre la comuniad científica internacional, y de que National Gegraphic Society- su entonces aliada en la expedición de 1912 ha sido clara al darle la razón al Estado peruano.
Si (
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