Ismael Álvarez de Toledo | Lunes 16 de marzo de 2015
Dentro de unos días
asistiremos al compromiso electoral más significativo, en Andalucía, desde la
democracia. El que marcará un antes y un después en la sociedad de ésta región,
a pesar del lastre socialista, que para los andaluces, es como una rémora
adherida a este pueblo; una de tantas, que nos acompañan en lo cotidiano. La
práctica totalidad de los partidos políticos españoles, buscan en el caladero
andaluz el sustento de sus formaciones, y el posicionamiento de cara a la
elecciones generales, frente a los que tradicionalmente han pescado en estas
aguas y han tomado como suyo el destino de los andaluces, para bien o para mal.
El debilitamiento del
Partido Socialista Obrero Español, a cuenta de los numerosos casos de
corrupción, la poca transparencia con que actúa Susana Díaz, frente a ella, y
la lucha por el liderazgo del Partido Popular, en una región que no le es
propicia, ha hecho acudir a este caladero a formaciones políticas nuevas, tanto
en siglas como en líderes, que amenazan la tradicional pesca de votos, de
indecisos, votantes desanimados y frustrados con las políticas que se han
llevado a cabo, tanto a nivel nacional, como en Andalucía.
Por primera vez en su
historia, las encuestas dan un bajo porcentaje de votos al PSOE. Los andaluces
están despertando del letargo al que les ha tenido sometido la verborrea
socialista, llena de palabras vacías, de promesas incumplidas y de un claro
deterioro de la vida política tras las paredes de San Telmo. Para muchos,
Susanita es el monigote que colocó Griñan en la Junta para hacer el paripé
mientras se afanaban en tapar la corrupción que salía por todos los resquicios
del gobierno, desde el primero al último, con la complacencia, en última
instancia de IU, en un no parar de afanadores, conseguidores, trincones y despilfarradores,
a manos llenas, de los recursos de todos los andaluces.
No es de extrañar, que con
semejante trayectoria, y tanta pesca y repesca, la gente se vaya cansando de
siempre lo mismo, y busque alternativas más directas contra el paro, contra la
infamia que supone pasar hambre en España, en este siglo, y contra la camarilla
de los de siempre. De los nuevos señoritos de baja cuna, pero de cartera llena
de dineros que no son suyos.
No voy a echar toda la culpa
de lo que sucede en esta tierra al PSOE, aunque en porcentaje gana por goleada.
También tiene culpa, y mucha, el gobierno de la nación, ese gobierno del PP que
gobierna para Madrid y Valencia, y que ven a Andalucía como la tierra de los
parias, con un marcado distanciamiento entre los dos electorados, entre los
currantes y los señoritos, entre el medio rural -que aquí es enorme- y las
ciudades de mayor proyección económica. Pero que en realidad, unos y otros,
para lo único que quieren el caladero andaluz, es para elevar los porcentajes
de votos de cara al proyecto nacional, sin importarles un comino lo que vaya a
suceder tras la elecciones, ni el paro, ni la desigualdad, ni el hambre, ni los
desahucios, ni ningún otro problema que quita el sueño y la vida de los andaluces.
Por ello, no es de extrañar,
que la gente ponga sus esperanzas en los partidos de nuevo cuño, si con ello
logran, al menos, limpiar la sociedad de corruptos y mangantes. La sociedad
andaluza necesita, más que nunca, una regeneración política a gran escala.
Necesita abrir las puertas de la ilusión, para que desfilen camino de la
cárcel, todos los que han vivido y usado la sangre, el sudor y las lágrimas de
los andaluces para su lucro personal. Y en ello estamos, a pocos días de evitar
que se repita lo mismo de cada cuatro años, de salir de una vez por todas de
ese complejo de inferioridad que se tiene con otros pueblos de España, de
quitarse el lastre y la arrogancia de los que sólo quieren a Andalucía para sus
fines, de los que vienen de pesca al mayor caladero de votos de nuestro país.
Probablemente, las nuevas
formas de hacer política que nos proponen partidos como Podemos o Ciudadanos,
tan distintos uno del otro en su contexto ideológico, no sirvan para arreglar
el enorme desaguisado que tiene Andalucía en estos momentos, pero al menos
servirán, quien de ellos tenga la llave para la gobernabilidad, para ofrecer un
respiro a esta sociedad masacrada por las políticas de desigualdad, para frenar
y esclarecer los numerosos casos de corrupción que aún quedan bajo alfombras y
cajones de despachos gubernamentales, para crear esperanzas donde se ha perdido
todo, y lo que es más importante, para que Andalucía recupere su esplendor
milenario, su riqueza natural de siglos de trabajo de la mano del hombre, su
hegemonía política frente a los que sólo ven en esta tierra, un mar; un enorme
caladero de votos, donde los patronos pescan y repescan, y los marineros; el
pueblo, sigue padeciendo el lastre que supone la desidia de quien siempre ha
gobernado.
Ismael Álvarez de Toledo
periodista y escritor
http://www.ismaelalvarezdetoledo.com
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