Pascual Hernández del Moral. | Domingo 19 de octubre de 2014
Que es lo que yo me digo, querido Venancio: un
gobierno debe presentar iniciativas políticas que den satisfacción a los
gobernados, para que se animen a seguir votándolo; deben ofrecerles un futuro
mejor para ellos (los gobernados, claro, no los gobernantes, que ya se ocupan
ellos de tenerlo), que les transmita esperanza, que les eleve el corazón
("sursum corda", que se decía en latín), que les haga esperar un futuro mejor...
Y creo que eso es lo que ha intentado hacer el muy honorable "Astut" Mas, con
la excitación del espíritu independentista en los catalanes ídem. Y, a fuer de
buen cristiano, que lo ha conseguido: hoy, o se piensa como el Mas, o como el
de la zapatilla, David Fernández, o como el "guenyo" Junqueras, o como la hermana
Forcades (que ora et labora), o como la mendicante tortosina Karmele Marchante,
o como la lingüista Pilar Rahola, o estás condenado a la muerte civil. Allá
ellos y ellas.
El gran juguete con el que han entretenido al
público ha sido el referéndum previsto para el 9 de noviembre, fecha, por
cierto, (y a lo peor la escogieron por eso) en que cayó el muro de Berlín.
Parece que, fracasado el referéndum, lo van a sustituir por sabe Dios qué: unas
elecciones plebiscitarias, un "aplec" de sardanas, una consulta permanente no
vinculante o cualquier otra cosa que se les ocurra. Bueno está: si se les ha
roto el juguete más importante, tienen que sustituirlo por cualquier otro para
que sigan entretenidos. Y en eso están, camarada Venancio.
Te decía en mi anterior escrito, Venancio
amigo, que la llegada del Ébola a estos pagos había tenido una cosa buena: que
nos habíamos olvidado de los independentistas catalanes en los pasados quince
días. Ahora, que parece que ha peste negra está siendo controlada, vuelven los
catalanes a su matraca, y anuncian una "candidatura única por la
independencia", que, caso de ganar (que es lo más seguro) serviría de respaldo
y justificación de la declaración unilateral de independencia. Ya se verá el
resultado de la ocurrencia; ojalá acabe en palmas y no en pitos. Así que, patada a seguir, como se dice en el
rugbi.
Mientras tanto, los presupuestos de la
Generalidad no han sido aprobados (y, a lo que se ve, no lo será), por lo que
otra vez serán prorrogados, y que salga el sol por Antequera. Sin presupuestos
no se podrán replantear poner límite al déficit, y habrá que volver a echar
mano del FLA (los catalanes manifiestan su españolidad pidiendo: si los
italianos piden limosna cantando, los franceses llorando, los alemanes rezando,
los catalanes, como buenos españoles, no la piden: la exigen).
Y sin presupuestos, cofrade Venancio, no se
puede gobernar. Por eso, no se paga a las farmacias (y ya van no sé cuántos
meses), se suspende el pago de las ayudas sociales a los que las tienen
reconocidas, no se cubren las bajas de los docentes, no se atienden las
facturas de proveedores, se debe dinero a los municipios... y mil y un
incumplimientos. Y, claro, ellos hacen culpable de sus incumplimientos a
"Madrit", como buenos maestros que son en quitarse las pulgas de encima. Pero
ya no engañan a nadie.
Lo que ya ha colmado el vaso ha sido el olvido
de los diez muertos por legionella en Sabadell y Ripollet. De ellos no se ha
hablado nada. ¿Será porque diez muertos catalanes valen menos que uno posible
de "Madrit"? ¿O porque políticamente podían hacer daño a los gobernantes de la
Generalidad? ¿O porque demostrarían su ineficiencia? No se ha buscado el origen
de la infección con la aplicación suficiente como para haberla encontrado en
todo este tiempo. Y parece que aún quedan cuatro enfermos más en situación
gravísima.
Por eso hay que preguntarse: ¿Quién gobierna?
La respuesta parece fácil: Mas el Astuto y su gobierno: Boi Ruiz García, que debería
ocuparse de la salud, Ramón Espadaler de interior, Mas-Colell de Economía y
Conocimiento, mi admirado Homs de Presidencia, y otros que te ahorro, querido
Venancio.
Yo, sin embargo, creo que en Cataluña hoy no
gobierna nadie, y a las pruebas me remito. La "cosa" sigue funcionando gracias
a los funcionarios que siguen haciendo, al ralentí, su trabajo por inercia, sin
recibir directrices claras de los responsables. La independencia lo ocupa todo,
y es lo único que importa, y en lo único que se gasta dinero.
A ver si, de una vez, se olvidan de entelequias
y se dedican a gobernar, que falta les hace a los sufridos catalanes. En Mas,
el Astuto, tienen el pecado, y la penitencia.
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