La reciente colisión entre un avión de pasajeros de American Airlines y un helicóptero militar ha suscitado un profundo análisis por parte de expertos en aviación, quienes han señalado diversos factores que pudieron haber contribuido al trágico accidente. David Soucie, analista de seguridad de CNN y exinvestigador de la Administración Federal de Aviación de EE.UU., subrayó que la ubicación del aeropuerto nacional Ronald Reagan convierte a este en uno de los más complejos para los pilotos comerciales.
Soucie destacó que el aeropuerto no solo es uno de los más transitados del país, sino que también presenta desafíos únicos debido a la coexistencia de vuelos militares y comerciales. Además, mencionó las estrictas restricciones sobre las rutas aéreas y las exigencias operativas que deben seguir los aviones al despegar y aterrizar.
A pesar de estos retos, Geoffrey Thomas, un analista australiano en aviación, defendió la capacidad histórica de EE.UU. para gestionar con eficacia la coordinación de aeronaves en trayectorias cerradas sobre áreas urbanas densamente pobladas. El aeropuerto se sitúa justo frente al Pentágono y al otro lado del río Potomac desde Washington D.C., lo que implica operar en un espacio aéreo muy restringido.
Un piloto militar retirado, quien ahora vuela aviones comerciales, calificó el incidente como resultado de una negligencia grave. Este profesional cuestionó cómo una ruta de vuelo militar pudo intersectar con las trayectorias de descenso de aviones civiles, sugiriendo que esto representa un fallo crítico en la gestión del espacio aéreo.
El piloto también señaló que mientras los aviones civiles cuentan con sistemas avanzados para evitar colisiones, los helicópteros militares carecen de esta tecnología. Esto significa que los pilotos del helicóptero no tenían forma de detectar el peligro inminente, lo que dejó a los pilotos civiles sin opciones para evitar el choque.
Steve Cowell, otro experto en aviación citado por The Mirror, corroboró esta perspectiva al afirmar que a esa altitud es extremadamente difícil prevenir una colisión. "La velocidad fue tal que prácticamente no hubo tiempo para maniobrar", indicó Cowell.