Ernesto Sanz | Jueves 11 de diciembre de 2014
La presidenta pide que digamos qué pensamos sobre los
derechos humanos, yo tomo definiciones y la invito a que los debatamos para
saber donde está cada uno.
Pertenezco al partido que más hizo por los derechos humanos
para juzgar al terrorismo de Estado en el país.
No se debe capitalizar políticamente el uso de los derechos
humanos como no lo hizo Alfonsín en su momento. No se deben cooptar a las
organizaciones de los derechos humanos que deben ostentar un lugar
independiente, porque hacerlo implica la voluntad de no ser señalado, luego,
por tu comportamiento como gobierno en derechos humanos.
Los derechos humanos se afectan cuando se manosean y se
ponen como pantalla para esconder ilícitos como Sueños Compartidos.
Los derechos humanos se vulneran cuando toman de rehenes a
los ciudadanos y los convierten en clientes de su política.
Los derechos humanos se relativizan cuando por afinidad se
hace la vista gorda como el Gobierno lo hace con Venezuela.
Los derechos humanos se banalizan cuando son más que una vía
para la vida en sociedad, una excusa para el enriquecimiento de los adherentes
de un gobierno.
Los derechos humanos se convierten en descartables cuando
Milani, acusado por actos de represión ilegal, es aplaudido y nombrado Jefe del
Ejército solo porque está al servicio del gobierno.
Y las violaciones que más daño le hacen a nuestro futuro son
el deterioro de la educación y la expansión del narcotráfico.
Que aprendan más los que puedan pagar educación, es una
imperdonable violación de los derechos humanos; y que una madre sea asesinada
por denunciar que los narcos colonizaron su barrio y destrozaron la vida de su
hijo mientras el Gobierno se desentiende, es la triste imagen de un Estado que
relega los derechos humanos básicos.
Presidenta, a mí me va a encontrar siempre del lado de los
que buscan un país con igualdad de oportunidades y ejercicio de libertades.
Si quiere encontrar incoherencia, hipocresías y opiniones
que varían según la época, mire a la Casa Rosada. Pregúntele a su
vicepresidente qué pensaba en los ´80, consúltele al Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires qué decía hace unos años y pregúntese a sí misma por qué en el
´83 votó por la impunidad cuando era posible la Justicia.
Un pueblo que no conoce su pasado corre riesgo de repetir
errores en el futuro. Pero un Gobierno que camina mirando hacia atrás condena a
su pueblo a perderse el futuro.
La vigencia de los derechos exige primero un gobierno con
poder limitado y respeto a la República, diálogo y tolerancia al que piensa
distinto e igualdad ante la ley, la primera y más importante de las igualdades.
¿Usted, su gobierno y su entorno, respetan los derechos
humanos o simplemente los usan como disfraz de época?
Me parece que usted de grande, montó un personaje y se dejó
cooptar por él. Créame que no es bueno ponerse en juez cuando los propios actos
condenan.
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