Ernesto Sanz | Miércoles 03 de diciembre de 2014
Hay una sola pelea que vale la pena, que no necesita debate
y que no puede tener concesiones, la lucha contra el narcotráfico.
Que haya muerto una mujer por pararse de frente al
narcotráfico, es un triunfo del país del delito contra el país de la decencia.
Hay barrios enteros, en todas las provincias del país, que
están controlados por narcos. Los horarios, los comercios y las reglas del
juego allí no son las leyes, son las decisiones de delincuentes que tienen más
libertades que un argentino respetuoso de la ley.
Es más fácil prosperar como narcotraficante que progresar
como docente. El Estado le libera zonas a uno y le tira muchísimas
responsabilidades al otro. Se desliga por ambos lados de sus obligaciones y
construye de esa manera, una sociedad injusta, insegura y oscura.
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