Jorge Rachid | Sábado 13 de septiembre de 2014
Esta frase acuñada por los dueños de la historia mitrista,
de la mano sarmientina que prefería la sangre de los criollos regando la
tierra, antes que luchando por sus derechos, escribió la parábola de las
confrontaciones nacionales, con concepción maniquea y represiva, que tiñó la historia
nacional.
Esa misma concepción, federales y unitarios, puerto versus
interior, personalismo - antipersonalismo, peronismo - antiperonismo, ahora
kirchnerismo- antikirchnerismo, como antítesis histórica, insalvable y
violenta, adornada por elucubraciones teóricas sobre los procesos populistas,
la estructuración del pensamiento marxista, las variantes del socialismo, el
liberalismo aséptico quimicamente puro, el neoliberalismo en su expresión mas
nefasta financiera, todo esas discusiones juntas, sin disección ni andariveles
de transitarlas, en medio de la batalla política por el posicionamiento, en
especial en los períodos electorales.
Nada mas alejado de la política que las elecciones. En
efecto es el tiempo en que los análisis propuestos tienen mas que ver con
cosechar votos a cualquier precio, que a la reflexión profunda, estratégica, de
contenido nacional, soberano y emancipador. Análisis que en estos momentos
cruciales sólo se hacen desde el gobierno nacional, que con responsabilidad
histórica, transita un artero ataque interno y externo, destinado a reinstalar
la ecuación maniquea de "ellos" y "nosotros".
"Ellos" los decentes, como en la Revolución de Mayo produciendo un
hecho trascendente, con 250 invitaciones en el Cabildo y "nosotros"
los orilleros, los invisibles, que cuando aparecemos en escena, somos
estigmatizados, denigrados, vapuleados y si es posible extraditados o muertos.
Eso fue a lo largo de la historia, contada por los vencedores de cada hora,
emitiendo mensajes de "libertad y justicia" sobre las pilas de
cadáveres de hombres y mujeres de pueblo, héroes anónimos de las luchas
nacionales.
Hoy esto se repite con pocas ideas innovadoras por parte de
los "decentes", de aquellos que se creen dueños del conocimiento, de
la verdad revelada, de la tutela de los pueblos, de la modernidad, de aquello
que nos europeiza y nos hace importantes, que afianzan la cultura colonial,
dependiente, sumisa a los intereses siempre foráneos, aquellos que están
dispuestos a recibir las migajas del imperio, que nunca se plantean cambios de
escenarios, nunca luchan por la libertad, especulan con el seguidismo,
entierran el pensamiento crítico, desprecian al pueblo y sus necesidades y
cuando son gobierno ejercen, si pueden beneficencia y si no pueden, ajuste hacia
abajo, siempre sobre los humildes y desprotegidos, son soberbios con los de
abajo y arrodillados con los poderosos. Pueden matar sin escrúpulos si se les
ordena, como lo hicieron a los largo de la historia , desde los albores de la
Patria hasta las épocas recientes. Como lo hacen hoy en otros pueblos, que
parecen lejanos, pero están demostrando las garras ensangrentadas del premio
Nobel de la Paz, nunca menos noble comp premio. Lo que hacen allá, lo podrán
hacer acá si somos necesarios a sus intereses, desde Vaca Muerta a los
alimentos, desde el agua dulce hasta el Estrecho de Magallanes, aquellos que
sirva a sus intereses, intentarán tomarlo.
Los ataques de hoy, como ayer a Perón, como en el 55 o en el
76 tienen la misma impronta, la misma matriz de violencia intelectual primero,
fáctica después, no trepidan en daños, los pueden reparar a futuro hipotecando
al país como la han hecho siempre. Desde el crédito Baring de Rivadavia, al
Tratado Roca -Ruciman, hasta el endeudamiento y adhesión al FMI apenas bombardeada
Plaza de Mayo con cientos de muertos y miles de heridos, hasta el traspaso de
deuda privada a pública de la dictadura militar. Lo harán , lo dicen, lo
expresan con todas las letras y no tienen el pudor de hacer un análisis
histórico de esos procesos. Intentarán desplazarnos por las fuerzas del
mercado, con golpes de dólares, de inflación, de ataques buitres, o por las
vías legislativas, vía juicios políticos, ataques sistemáticos denunciando tres
ejes: corrupción, inflación e inseguridad. Ejes sobre los cuales siempre se
construyeron los golpes de estado en nuestro país (leer el diario La Nación los
días previos a la caída de Yrigoyen, Perón , Illia e Isabel).
Sin embargo cada vez que llegaron al poder terminaron con la
inflación eliminando trabajo argentino, bajando salarios y jubilaciones,
abriendo las importaciones, desindustrializando el país que volvió en cada
etapa a ser agrícola ganadero, dependiente del precio de los comodities. eso se
hizo con cárcel de los militantes populares, represión a los conflictos
obreros, expulsión social y diáspora, con discurso único que eliminó la
política, con desánimo argentino y aumentando la falta de confianza en nosotros
mismos, bajando la autoestima nacional, mostrando modelos europeos o
norteamericanos como ejemplos de vida, en donde el Dios dinero domina los
proyectos de vida, deshumanizando la política y los anhelos.
No debemos dejar de pensar en estos parámetros que se
repiten sin cesar, son aquellos que definen los caminos nacionales y populares
o los de sumisión y colonialismo. Son aquellos que nos hace libres como pueblo,
aún con privaciones o nos hace esclavos de terceros. Debemos elegir entre
patéticos discursos "politicamente correctos" o acciones valientes
que enfreten las situaciones dificiles, como
en estos momentos. Quizás si pensamos en Perón combatiendo el
capitalismo, proponiendo caminos alternativos a la lógica imperial, la tercera
posición no equidistante, sino creadora e integrada a una latinoamérica unida,
en un continentalismo aún en construcción, pero en su mejor etapa en 200 años.
Si bajar el gasto fiscal no significa achicar las ampliación de derechos
sociales, producidos en 11 años. Si haber recuperado la identidad y la memoria
emancipadora peronista, no nos hace estar mas dispuestos a la lucha,a vivir con
alegría este camino, compartiendo con el pueblo un tiempo único, de movilidad
social ascendente, de derechos sociales que ayudan a romper el núcleo duro de
pobreza creado por 40 años de políticas neoliberales, soñando utopías que nos movilizan
y se trasmiten a nuestros jóvenes con felicidad contagiosa, que levanta un muro
al desánimo golpista.
JORGE RACHID
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