Manuel Suárez Suárez | Jueves 10 de julio de 2014
El
acogedor hogar porteño donde Castelao recibió el cariño y el
respeto de los emigrantes está intervenido por orden judicial y por
lo tanto por primera vez en su historia no son las autoridades
electas las que lo gobiernan. El hecho es triste pero con
lamentaciones no saldremos del barro. Solo tenemos posibilidades si
nos esforzamos en poner la mayor generosidad de nuestra parte para
que el Centro Gallego de Buenos Aires vuelva a su normal
funcionamiento.
Nuestra
colectividad en Argentina fue la más fuerte del mundo en riqueza
económica y cultural y también en morriña activa en la defensa de
la identidad gallega. Es cierto que los tiempos cambian pero no
entiendo que el cambio sea dejar que muera una entidad que posee uno
de los más grandes patrimonios del mundo. Ninguna asociación
emigrante gallega tiene su tesoro artístico y hablando de edificios
solamente hay otro caso semejante en Montevideo con la Casa de
Galicia.
Quiero
subrayar que la crisis en el Centro gallego coincide con un ciclo de
crecimiento en la Argentina por lo cual los problemas no se le pueden
cargar a las espaldas del actual gobierno argentino. Hay que ser
valiente y reconocer que sucesivas directivas gestionaron mal hasta
que perdieron el timón de una embarcación sin rumbo. Puede ser que
la actual crisis económica gallega tuviese su importancia al no
poder echar mano del salvavidas de la Xunta de Galicia por medio de
generosas subvenciones de la consejería de Sanidad.
Pues
bien...lo que pasó...pasó y no hay que andar hurgando y golpeando
arriba de los directivos que no supieron administrar una gran entidad
mutualista que se les fue de las manos. Hay personas que sufrieron
mucho al tener que ser protagonistas forzosos de un desastre que los
dejó en fuera de juego; me estoy acordando del ex presidente Vello
que perdió mucha salud en pocos meses. Los miembros de las
agrupaciones "Pro Centro Gallego" quieren lo mejor para el Centro
Gallego pero creo están en un estado de semi-inconsciencia que no
les permite actuar con ánimo y criterio.
El
golpe fue muy fuerte. Ahora es una persona ajena a los asociados
---Carlos La Blunda Criado--- la que tiene la responsabilidad de que
en la esquina de Belgrano y Pasco funcionen las consultas médicas.
Lo que más preocupa a los socios es su asistencia médica porque que
haya o no conciertos de la coral semeja serles totalmente secundario.
El interventor hace lo que puede de acuerdo con su mandato temporal
que creo termina en el mes de octubre. Para mí, alcanza con que
mantenga abiertos los consultorios y el Teatro Castelao para
actividades culturales.
Siendola
misión de La Blunda a plazo fijo no corresponde criticarle por no
explicar los gastos del presupuesto si antes las agrupaciones no le
ofrecieron ninguna colaboración diciendo que era un gil "montonero"
que venía "a llevarse el Centro Gallego para la chorra de
Cristina". Nunca fue positiva la mezcla entre tocino y velocidad.
Dicen que el tocino va muy bien encima de un cacho de mollete pero
que no casa ni con "macristas" ni con "antimacrisitas".
Quiero decir que el partidismo político no debería de tener cabida
en un problema que afecta más de 10.000 asociados.
Habrá
quien diga que yo hablo de lejos. Es cierto pero me duele lo que está
sucediendo y me niego a que muera mi querido Centro Gallego de Buenos
Aires. Quisiera pedirles a los asociados y a los integrantes de las
agrupaciones y al Sr. La Blunda que se lleve a cabo una jornada o
jornadas de debate alrededor del futuro del Centro Gallego. Un debate
abierto en el que los participantes puedan hacer propuestas en total
libertad. Sería lamentable y muy irresponsable que después de la
intervención hubiese elecciones y que la nueva junta directiva no
pudiese pagar los salarios y volviesen los bombos a los pasillos del
hospital. Si hay debate habrá futuro y no morirá un centro
sanitario-cultural que fue siempre nuestro fogón solidario en las
orillas del Plata.
Manuel
Suárez Suárez
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