La rumorología asegura que desde La Moncloa ha vuelto a poner los ojos, y no para bien, en el BBVA. Se trata de no dejar piedra sobre piedra de los considerados “amigos de Rodrigo Rato”, como Francisco González.
Y es que la simple mención del nombre de Rato produce escalofríos en el entorno de
Rodríguez Zapatero. La proximidad, mucho más. Cuando Rato anunció su anticipado abandono de la dirección del FMI, el Gobierno hizo y filtró todo lo que pudo para presentar esa decisión personal casi como una
“deslealtad” a España.
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