Por
Ismael Álvarez de Toledo
martes 30 de diciembre de 2014, 18:44h
Evidentemente el
encabezamiento de mi artículo de esta semana nada tiene que ver con alguna
causa postular de María; la Virgen, ni tampoco con el título de la comedia
cinematográfica de Karra Elejalde, más bien quiero hablar o escribir, dicho con
propiedad, del protagonismo en este año que acaba, del que es nuestro actual presidente
de gobierno; Mariano Rajoy.
Probablemente para muchos
españoles haya sido 2014 el annus horribilis de sus vidas, pero a buen
seguro que para Rajoy este año maldito ha significado mucho más que eso. Tengo
a nuestro presidente por hombre sensato, poco dado a las extravagancias,
trabajador, serio y responsable, pero todo ello unido no marca el carácter que
se necesita, hoy en día, para ser un político del siglo XXI. Rajoy se ha
equivocado de tiempo, de siglo, de valores y de justicia. Ha querido hacer las
cosas rápidamente, poner todo en su sitio con premura, devolver las facturas de
los cajones del PSOE al lugar que les corresponden en la contabilidad, ser un
mago de las finanzas pensando en Europa, pero en su afán por hacer todo el
trabajo de una legislatura, en tres años, se le han ido por la borda cientos de
miles de votantes, mucho más que esa cifra en simpatizantes, y lo que es más
trágico; miles de familias que lo han perdido todo, y muchos españoles, que
lamentablemente, no han podido aguantar la presión a que les han sometido las
políticas de recortes de Rajoy, y se han acabando suicidando.
Mariano ha sido el
protagonista de este año que acaba. Ni siquiera la proclamación de un nuevo Rey
le ha quitado puntos del palmarés. Ni la guerra de Irak de Aznar, o el
conflicto de la OTAN de Felipe Gónzalez, han calado tan profundamente en la
sociedad española como los recortes sociales y la corrupción política del
mandato de Rajoy.
España es un país duro,
complejo, con muchas y diversas sensibilidades, por lo que a veces necesita de
políticos populistas, malabaristas de la palabra, equilibristas de las
finanzas, pero sobretodo, especialistas en personas. Mariano Rajoy ha olvidado,
a mi juicio, que en España al mismo tiempo que españoles, en cifras, viven
seres humanos, personas de carne y hueso que necesitan ser atendidas, personas
de distintas ideologías, raza, credo y compostura, pero que les guste más o
menos, a determinados políticos, forman el tejido social de nuestro país, y a
ellos, principalmente, es a quien más ha castigado este gobierno nefasto del
PP, con voceros que en lugar de apaciguar los ánimos enervados de las gentes,
han echado más leña al fuego, con la prepotencia que caracteriza a los que se
sienten superiores a los demás, a los que ejercen de políticos por chulería, y
que jamás de los jamases se convertirán en servidores públicos.
El balance del año que
nos pintaba hace unos días Mariano Rajoy no es creíble para la sociedad
española, ni siquiera los buenos augurios para el próximo 2015. Y no es creíble
ninguno de los datos que ofrece nuestro presidente Mariano Rajoy, porque él en
definitiva no es quien maneja las cifras. Mariano gobierna, pero no lo hace en nombre
de los españoles, lo hace, eso si, con nuestro permiso por haberle dado la
confianza, que cada vez se merece menos, en las urnas, pero lo hace por y para
los bancos, las eléctricas y las grandes empresas, en general, que mueven los hilos de la marioneta de
turno. Nos gobiernan aquellos que no se presentan a las elecciones, los que
viven de la sangre que pierden los españoles en cada batalla social. Los
que tras explotarnos hasta la médula, se llevan el capital a paraísos fiscales
porque nunca han pensado en apostar por las personas.
Acaba el año Mariano, un
año para olvidar de la memoria del calendario colectivo de los españoles, como
se olvidan las fechas de los genocidios, de las grandes catástrofes y las cosas
negativas. Acaba también el año de un presidente; Mariano Rajoy, pues mucho
dudo que nadie apueste por la figura de este hombre como gobernante del futuro.
Pero debería acabar con él toda la
miseria, la corrupción y los malos modos de quienes le han acompañado en este
desastre social.
Probablemente la crisis
hubiera sido mejor entendida y acatada, por los españoles, con los argumentos
de los ministros del gobierno, en lugar de dejar las explicaciones a las
figuras relevantes del PP; sin la soberbia verbal de Cospedal, sin la chulería
extrema de Floriano, sin la altanería de Rafael Hernando, o la extravagancia
caduca y rancia de Esperanza Aguirre.
España necesita
regenerarse, como se ha regenerado tanto tiempo en su historia, necesita hacer
borrón y cuenta nueva, empezar una etapa de ilusión y bienestar, donde los
españoles dejen de sorberse las lágrimas de la miseria y sonrían a un tiempo
nuevo, donde el que la hace la pague, donde desaparezcan los estafadores
bancarios y de compañías de servicios, donde la justicia sea justa, y donde
merezca la pena vivir y sentir como español. Termina aquí el año de Mariano,
ojala el 15 sea como dicen la niña bonita de nuestra España.
Ismael Álvarez de Toledo
periodista y escritor
http://www.ismaelalvarezdetoledo.com