La experimentación con animales se ha convertido en un pilar fundamental para diversas investigaciones biomédicas en la Universidad de Cantabria (UC), donde cada procedimiento se realiza bajo una normativa legal rigurosa. Esta regulación abarca desde la acreditación del personal hasta la aprobación ética de los proyectos, garantizando así un marco de trabajo seguro y responsable.
“El uso de animales en investigación está muy regulado: nadie puede iniciar un experimento sin formación acreditada y sin la autorización expresa de las autoridades competentes”, señala Miguel García Gómez, director técnico del Servicio de Estabulación y Experimentación Animal (SEEA) de la UC. Este servicio, establecido en 2004, opera como un apoyo científico a la investigación y está registrado ante la Consejería de Ganadería, Agricultura y Pesca, cumpliendo con el Real Decreto 1201/2005 y la normativa autonómica vigente.
Ciencia al servicio de la salud mental
Uno de los grupos que colabora estrechamente con el SEEA es liderado por Fuencisla Pilar Cuéllar, profesora del Departamento de Farmacología en la Facultad de Medicina de la UC e investigadora en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC). Su trabajo se centra en desentrañar los mecanismos neurobiológicos detrás de la depresión y evaluar nuevos fármacos.
Cuéllar explica que “uno de los problemas que enfrentan los fármacos actualmente disponibles es que requieren entre tres y cuatro semanas para mostrar efectos terapéuticos”. En este sentido, uno de los objetivos clave en farmacología moderna es desarrollar medicamentos que ofrezcan un efecto antidepresivo rápido, idealmente en pocos días.
“Para nosotros es esencial utilizar modelos animales de depresión. Los estudios clínicos no nos proporcionan información sobre las bases neurobiológicas de esta enfermedad. Buscamos identificar dianas o proteínas que puedan ser relevantes para el desarrollo de nuevos tratamientos”, añade Cuéllar.
Modelos animales: una necesidad irremplazable
En estos ensayos, el ratón modificado genéticamente se ha posicionado como la especie más utilizada debido a su tamaño, coste y capacidad para crear modelos específicos para diferentes patologías. “Cada grupo tiene su modelo transgénico adaptado a la enfermedad que estudia, ya sea depresión, cáncer o enfermedades autoinmunes”, aclara García Gómez.
El director técnico del SEEA subraya que “cuando trabajas a este nivel necesitas un organismo vivo. Hasta ahora, no se ha logrado simular esto mediante métodos alternativos. Se requiere interaccionar un sistema nervioso con otros órganos como hígado, riñón e intestino, especialmente ahora que se reconoce la importancia de la microbiota intestinal en relación con la depresión”.
Compromiso con la investigación responsable
A través del SEEA, la Universidad de Cantabria reafirma su compromiso con una investigación ética y responsable. Este servicio apoya proyectos en biomedicina, seguridad toxicológica y desarrollo farmacéutico mientras fomenta la formación en ciencias de la salud.
Anualmente, el SEEA da soporte a entre 16 y 23 grupos de investigación, gestionando aproximadamente 4.000 animales bajo condiciones controladas. Su misión es doble: asegurar el bienestar animal y cumplir con las normativas vigentes mientras minimizan las variables experimentales no deseadas. Las instalaciones incluyen áreas especializadas (quirúrgica, inmunodeprimidos e infecciosas), racks ventilados y sistemas avanzados para el control ambiental y seguimiento microbiológico.
Pie de foto: La investigadora Fuencisla Pilar Cuéllar en el SEEA