El libro de Marcia Angell, titulado “The Truth About the Drug Companies: How They Deceive Us and What to Do About It”, revela cómo la industria farmacéutica ha evolucionado hacia un sector altamente rentable, frecuentemente priorizando las ganancias sobre la salud pública. Esta transformación se aceleró tras la aprobación de la Bayh-Dole Act en 1980, que permitió a las compañías farmacéuticas patentar y lucrar con investigaciones financiadas por fondos públicos. Así, el sistema se estructuró de tal manera que el público asume los costos de investigación mientras las empresas cosechan los beneficios económicos.
A pesar de las afirmaciones de la industria sobre su enfoque en la investigación y el desarrollo (I+D), los datos indican que una parte considerable del presupuesto farmacéutico se destina a marketing y administración. En este sentido, casi el 77 por ciento de los medicamentos aprobados por la FDA son considerados “me-too”, es decir, ofrecen escasas ventajas terapéuticas en comparación con tratamientos existentes.
Un conflicto de intereses en la regulación
La Prescription Drug User Fee Act de 1992 introdujo un conflicto de intereses al permitir que las empresas pagaran tarifas por revisiones de medicamentos, lo que llevó a una aprobación más rápida y menos rigurosa por parte de la FDA. Esto ha generado preocupaciones sobre la seguridad y eficacia de los fármacos disponibles en el mercado.
Angell hace un llamado a la responsabilidad y propone reformas para garantizar medicamentos accesibles y efectivos, subrayando la necesidad de equilibrar las ganancias del sector con el bienestar público. La situación actual plantea interrogantes sobre cómo las políticas han favorecido a una industria que parece estar más interesada en maximizar sus beneficios que en servir a los consumidores.
A medida que el costo de los medicamentos recetados continúa siendo un problema apremiante para muchos estadounidenses, algunos optan por adquirirlos en Canadá donde los precios son notablemente más bajos. Sin embargo, esta práctica es ilegal en EE.UU. y enfrenta una fuerte oposición por parte del sector farmacéutico.
Demandas de cambio y transparencia
A pesar del argumento común entre las compañías farmacéuticas sobre que sus altos márgenes son necesarios para financiar I+D, los datos sugieren lo contrario. La industria gasta mucho más en marketing que en innovación real, mientras que países con regulaciones estrictas no han visto un impacto negativo significativo en su capacidad para desarrollar nuevos fármacos.
Angell concluye que es imperativo que la industria farmacéutica haga una elección clara entre priorizar sus ganancias o atender adecuadamente la salud pública. Es fundamental que tanto consumidores como legisladores exijan mayor transparencia y reformas que aseguren el acceso a medicamentos asequibles y efectivos.
Los riesgos son altos: La salud y el bienestar financiero de millones dependen de esta decisión crítica. El trabajo de Angell sirve como un llamado urgente a construir un sistema sanitario más equitativo y ético.
Para profundizar en estos temas, se puede ver un video relacionado con el libro de Marcia Angell “The Truth About the Drug Companies: How They Deceive Us and What to Do About It”, donde expone la agenda orientada al lucro de Big Pharma.