Los periódicos del Grupo Diariocrítico han sufrido varios ataques
'maliciosos' desde el pasado sábado. Aunque nuestros técnicos aún no han
encontrado a los responsables directos del atentado, resulta indudable
que nuestro Grupo ha sido 'hackeado', por lo que presentará la
correspondiente denuncia al Grupo de Delitos Informáticos de la Guardia
Civil. El hecho de que los delitos hayan sido cometidos aprovechando los
festejos navideños, cuando la vigilancia de seguridad es menor, y
coincidiendo con un espectacular alza en el número de nuestros
visitantes, hace pensar en una acción coordinada para perjudicar a
nuestro periódico, silenciando, aunque sea solamente por unos días,
nuestra voz, en lo que constituye un atentado antidemocrático contra la
libertad de expresión.
La gravedad
del ataque se
puso de manifiesto teniendo en cuenta que los 'hackers' obligaron, al
introducir un virus en nuestro sistema, a que Google insertase un aviso
advirtiendo de que, abriendo la página de nuestro periódico principal,
el visitante podría resultar infectado. Se pretendía, así, atentar no
solo contra nuestros visitantes, sino contra la reputación de solvencia
técnica de nuestro
Grupo Diariocrítico y de su socio tecnológico.
Las dificultades se han solventado y seguimos la pista a los
delincuentes que tan graves perjuicios han pretendido causarnos,
contando, como no podía ser de otro modo, con la colaboración de Google.
El
Grupo Diariocrítico ha abogado siempre por una más completa legislación
en materia de Internet. Hace tres años, organizamos, en el Colegio de
Abogados de Madrid y contando con la participación de notables expertos
en la materia, un seminario para detectar los 'agujeros' que en materia
legal se observan en la Red. Pensábamos, y pensamos, en coincidencia con
no pocos especialistas, que no pueden ampararse ni la tolerancia
existente en lo que a Internet se refiere, ni el vacío legislativo en lo
tocante a los delitos en la Red -parece que solamente se persiguen los
delitos que tienen que ver con cuestiones sexuales, lo que, desde luego,
nos parece muy bien, pero insuficiente-, ni podemos admitir el aura de
simpatía que rodea a los grupos de 'matones informáticos' que actúan
desde el anonimato y con la mayor impunidad.
Creemos que esa simpatía, que algunas causas justas se han ganado como con las acciones de
Wikileaks y la posterior persecución de
Julian Assange, o las emprendidas por el colectivo
Anonymous'-.
Pero también se pone así en entredicho cuando 'gamberros sociales'
atentan contra los intereses de empresas informativas, y no solamente
informativas. Porque o no les gusta algo de lo que los medios decimos o
porque, simplemente, les divierte esa sensación de superioridad que
proporciona actuar desde las sombras, lo que siempre, claro, da ventaja.
Estamos ante un reto sin precedentes contra la libertad de expresión en
su más moderna y nueva acepción. Creemos que la maravillosa autopista
de comunicación que es Internet puede quedar desvirtuada con acciones de
este tipo, estériles pero dañinas. Las autoridades de toda condición,
la sociedad civil, no pueden permanecer indiferentes ante los abusos,
los fraudes, la burla, que algunos delincuentes hacen de lo que deberían
ser unas reglas de juego honestas, limpias y libres. Ignoramos las
razones concretas por las que hemos sido atacados:
¿habremos dicho algo que ha molestado a determinados intereses?
¿Somos una competencia molesta precisamente cuando más crecemos? ¿O
habrá sido porque sí, porque nos ha tocado ser el blanco de una gente
asocial, a la que le encanta jugar a hundir a quienes solamente
pretendemos informar y analizar la realidad, desde la independencia
posible y el rigor deseable?
No es el primer ataque informático, aunque sí el más serio, que hemos recibido en los últimos meses, en los que también
padecimos un extraño robo,
más preocupante, al parecer, por lo que había en nuestros ordenadores y
en nuestros archivos que por los efectivos de valor -bien escasos, por
lo demás- que pudiesen encontrarse en nuestra redacción; hasta ahora, la
policía científica no parece haber encontrado sino indicios de posibles
autorías. Pelear contra todos estos elementos, además de contra la
crisis económica que devasta los medios de comunicación, es duro y
difícil. Pero no se preocupen: no vamos a tirar toalla alguna.
Y seguiremos alzando nuestra voz,
por muy humilde y moderada que sea, contra la injusticia que supone
permitir que determinados delincuentes, que eso es lo que son, se paseen
tranquilamente por nuestros ordenadores.
Agradecemos sinceramente los
numerosísimos mensajes de solidaridad de
muchos lectores, amigos, colaboradores y seguidores del periódico.
Hemos saltado otro obstáculo, sabiendo que, si ladran, es porque
cabalgamos, y lo hacemos con todos ustedes. Gracias, de verdad. Nos
vemos en 2013 y por muchos años más, aunque les pese a algunos...