La enorme polémica de las dos españas
lunes 16 de abril de 2012, 22:44h
Las dos españas, la republicana y la monárquica, con subdivisiones
varias -juancarlistas, republicanos accidentales, tricolores- han
estallado con motivo de una cacería en Botsuana. Escucho las cosas más
pintorescas, tanto en defensa de la actuación del Rey como en
detrimento de la Corona como institución aprovechando el traspié real.
Cometería un error quien pensase que las cosas pueden quedarse así, tan
tranquilas, a la espera del 'normal' despacho del presidente del
Gobierno con el jefe del Estado, el próximo viernes; unos días con
muletas y aquí no ha pasado nada. Y se equivocaría, supongo, quien
creyese que ya estamos en la antesala de la Tercera República. Sin duda,
hay muchos caminos por el medio...
Reitero mi convicción
monárquica para insistir en que la Corona debe asentarse en un pacto
social de vigencia casi cotidiana: en el futuro, el Rey deberá ganarse
el puesto cada día. No quiere ello decir que Juan Carlos de Borbón no
se haya merecido la confianza y hasta el agradecimiento de los
españoles. Pero es cierto que las bases sobre las que su reinado se ha
asentado carecían de la más mínima supervisión por parte del Ejecutivo o
del Legislativo (y, por supuesto, del Judicial), lo cual se compadece
poco con lo que debe ser una Monarquía moderna. No pienso caer ni en lo
turiferario de algunos comentarios, casi amenazantes para quienes
discrepan de lo políticamente correcto, ni en lo destructivo de otros,
rayanos en el insulto para quienes proclaman principios diferentes a los
suyos. Son siempre las dos españas intolerantes del duelo a garrotazos
goyesco.
Sí, aquí sí ha pasado algo. Son precisas explicaciones
completas y, si se tercia -que se tercia-, disculpas. Usted y yo sabemos
que las dos españas siempre matan al mensajero, que va, a trompicones,
entre una y otra. Por eso hay tan escasa comunicación, tan pocos pactos.
Y el de la Corona es uno de los muchos imprescindibles en este cuarto
de hora de tantas aprensiones.