Política y medios: Aristóteles hundido en el océano
viernes 15 de mayo de 2015, 18:51h
La denuncia falsa de ayer sobre el ministro Kicillof, hace
sistema con la denucia falsa de hace un mes y medio contra Máximo
Kirchner, que hace sistema con un modo más general de entender
el periodismo por parte del Grupo que, desde hace un tiempo ha decidido quemar
todos los manuales de la profesión.
"Entre Clarín y la verdad hay un océano
de diferencia", dijo el ministro de Economía,
Axel Kicillof, luego de desmentir por enésima vez al diario que
ayer amaneció denunciando desde su principal titular que el jefe
del Palacio de Hacienda cobraba 400 mil pesos por mes por su cargo de director
en YPF, y al mismo tiempo su sueldo de funcionario del Poder Ejecutivo.
Hace un mes y medio, el matutino se despachó
con la insostenible denuncia de que Máximo Kirchner tenía
una cuenta bancaria en un paraíso fiscal con muchos miles de
millones de dólares.
La nota, escrita en estricto modo potencial, y sin una sola
prueba documental fue una verdadera pieza -una más-
del no periodismo, una clase magistral de todo lo que, en materia
investigativa, jamás se debe hacer.
Ahora Clarín volvió a
las andanzas para instalar una idea surgida del imaginario de uno de sus
editorialistas que pretendió emular a Aristóteles,
pero en lugar de enunciar un silogismo, terminó
construyendo una falacia.
El periodista en cuestión pretendió
construir una verdad a partir de "un punto",
como él
mismo lo afirma en la defensa practicada de su no denuncia, luego de que el
Ministerio deEconomía,y la propia YPF informaran que el funcionario no
percibe níngún
honorario por su cargo en la petrolera estatal.
Sin embargo, el editorialista explicó en
la edición
de hoy que llegó a esa conclusión a partir de "un
punto de la resolución adoptada por el directorio de la compañía
el 30 de abril pasado, el número '16-Fijación
de los honorarios a ser percibidos a cuenta por los directores (...) durante el
ejercicio anual comenzado el 1 de enero de 2015'".
Es decir que creyendo hacer uso de ese razonamiento
deductivo esbozado por primera vez por Aristóteteles, que consta de
dos proposiciones como premisas y otra como conclusión,
resultando ésta una inferencia necesariamente deductiva de las
dos primeras, el periodista se hizo la ilusión que llegaba a una
reveladora verdad.
Lo que no tuvo en cuenta es que por ese mismo camino emprendido
de razonamiento deductivo, es común, para quienes no conocen su
debido manejo, arribar a un silogismo categórico, que surge de
argumentos deductivos sobre la pertenencia de algo a determinada categoría,
pero que no siempre son válidos. Esto es lo que comúnmente
se conoce como falacia.
Así, el editorialista, tomó
como premisa "un punto" de "una
resolución",
y armó
su propia deducción, que bien puede haber sido:
los directores de YPF cobran salarios de la petrolera,
Kicillof es director de YPF, Kicillof percibe honorarios de la petrolera.
Sin embargo, a partir de esta deducción
que a simple vista luce como lógica, el periodista de Clarín
construyó
un silogismo categórico falaz, que creyó
sostener a partir de ese "punto" de esa "resolución".
Hubiera sido bueno que así como indagó
sobre resoluciones de asambleas para conformar su verdad, hubiera tenido en
cuenta que el 26 de julio de 2012, en el acta 326 de la Reunión de
Directorio de YPF, quedó explícita la renuncia de Kicillof
al cobro de honorarios por su desempeño en la petrolera.
Pero el editorialista no indagó,
no investigó, no hizo periodismo, sino que se agarró
de "un
punto"
y pretendió constuir una verdad. Hizo un razonamiento simple,
fácil,
muy fácil.
Hace una semana, el editor general de diario Clarín,
Ricardo Kirschbaum, planteó en el discurso inaugural
ante alumnos, docentes y egresados de la Maestría en Periodismo de Clarín
y la Universidad
de San Andrés: "Quisiera, ante todo, romper
un prejuicio; y decir que hay un periodismo digital de calidad y que hay también
un periodismo digital facilista e irresponsable, casi como en el periodismo
impreso".
¿De quiénes hablaba el bueno de
Kirschbaum?