Una conferencia que dejó muchas dudas
Lagomarsino contó que el sábado Nisman le pidió el arma "con insistencia"
jueves 29 de enero de 2015, 09:16h
Diego Lagomarsino dio una conferencia de prensa en la que
relató que el fiscal lo llamó para pedirle el arma y luego se mostró insistente
para que él se la lleve a su departamento en Puerto Madero.
El especialista en informática que asistía a Nisman brindó
una conferencia de prensa junto a su abogado penalista, Maximiliano Rusconi, en
la que relató que el sábado anterior a su muerte el fiscal lo convocó en su
casa sin ningún motivo manifiesto y que una vez que estuvo allí, sin más
vueltas, le preguntó: "¿Tenés un arma?".
Aquella jornada comenzó, según el relato de Lagomarsino, con
dos llamados por parte del fiscal, dado que en el primero no llegó a atender.
"Era Nisman pidiéndome 'por favor, ¿podés venir?'. No era frecuente que me
llame y me diga vení", confesó.
El joven contratado por la Unidad Fiscal encargada de
investigar el atentado a la AMIA relató que fue a la casa del fiscal -cobrando un altísimo sueldo de cuarenta mil pesos por mes- ingresó
por la puerta de servicio y vio los papeles y los resaltadores de su jefe que
días atrás había presentado una denuncia contra la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, sobre la cual iría a exponer a una comisión del
Congreso.
Lagomarsino contó que, tras un breve diálogo sobre la
repercusión de la denuncia de un "pacto de impunidad" para que se
deje de investigar a los ciudadanos iraníes acusados de participar en el
atentado contra la AMIA, el fiscal le dijo: "Tengo más miedo de tener
razón que de no tenerla".
Fue en ese momento que, según el relato del joven imputado,
el fiscal le hizo la pregunta que lo dejó "mal parado": "¿Tenes
un arma?".
Lagomarsino dijo que le preguntó para qué la quería y que el
fiscal le respondió que tenía "miedo por las chicas".
"Pero Alberto, vos tenés seguridad", le cuestionó,
a lo que -siempre según su relato- Nisman le respondió: "Ya no confío ni
siquiera en la custodia".
Tras ese diálogo, contó que le dijo al fiscal que tenía un
revólver viejo calibre 22 que no le serviría para defenderse de nada, a lo que
su jefe le respondió: "No te preocupes, es para llevar en la guantera por
si viene un loquito a pegarme un palazo".
Lagomarsino sostuvo que intentó disuadirlo una vez más pero
que el fiscal le insistió con que le hiciera el favor, por lo que se fue a su
casa a buscar el arma, que no estaba a mano como para poder tomarla e irse sin
que su familia lo notara.
La actividad familiar en su vivienda lo obligó a tener que
postergar unos minutos la entrega del arma, lo que generó a las 19.02 una nueva
llamada del fiscal que se había puesto insistente: "¿La
encontraste?".
Lagomarsino lo contuvo, le dijo que todavía no la tenía,
pero que se quedara tranquilo que la iba a encontrar y entonces sí se dispuso a
llevarle todo al fiscal que lo estaba esperando.
Desde el principio del relato que ofreció en los estudios
Rusconi, en Córdoba y Suipacha, el imputado dejó en evidencia que su oratoria
estaba condicionada por los diálogos previos que había mantenido con su
abogado.
En el comienzo de su exposición explicó que hubiera
preferido contarle personalmente la historia de aquel sábado a la ex mujer de
Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, a quien conocía personalmente, pero que
desistió por consejo de Rusconi.
La guía del abogado volvió a notarse cuando Lagomarsino se
preocupó por relatar que cuando sacó el arma de su casa tomó la precaución de
llevar "la credencial roja, el título de propiedad".
Lagomarsino dijo que cuando llegó por segunda vez a la casa
del fiscal le comentó que le había llamado la atención no haber visto a su
custodia en la primera visita y aseguró que Nisman le respondió que los había
mandado a hacer un trámite.
Sobre su segundo arribo al edificio de Le Parc, en Puerto
Madero, Lagomarsino dijo que justo cuando él llegaba el fiscal le estaba dando
un sobre a uno de sus custodios para que lo llevara a alguna parte.
En ese segundo encuentro, Lagomarsino dijo que le explicó
cómo se usaba el arma y que Nisman lo tranquilizó: "No te preocupes porque
no la voy a usar".
Antes de irse, por la puerta principal y no por la de
servicio que utilizaba siempre, Lagomarsino le explicó a Nisman las medidas
básicas de seguridad y fue el fiscal quien "hizo toda la operatoria, de
cargar y descargar", según relató.
En más de una parte del relato, Lagomarsino narró que Nisman
quería el arma para proteger a sus hijas aunque ellas no estaban en el país,
por lo que su apuro por hacerse de un arma no pudo entenderse.
La noche siguiente al encuentro que relató Lagomarsino,
Nisman apareció muerto en el baño de su casa, tendido sobre un charco de sangre
y con la pistola calibre 22 a su lado.