Las apariencias ya no engañan a nadie
Por
José Méndez La Fuente
lunes 31 de marzo de 2014, 10:17h
Uno de los
argumentos más utilizados por el gobierno, durante todos estos años, para acallar las
críticas que lo acusan de ilegitimidad,
totalitarismo, monopolio de las instituciones del Estado y ser, en
definitiva, un régimen dictatorial con
apariencia democrática, de más contundencia
y mayor impacto en la opinión
pública, que deja a muchos sin respuesta ,
es el del origen electoral de los
cuatro gobiernos chavistas habidos hasta hora, además de todos los otros
procesos comiciales municipales, legislativos y referéndums en general, ganados
hasta ahora, unos veinte en total.
Es un hecho
conocido y más que comprobado que el fenómeno de la globalización a que nos ha
llevado el desarrollo la tecnología en la comunicación de masas, puede convertir una simple imagen o una frase cualquiera en un mensaje que toca el
subconsciente o impacta directamente a millones de personas, y
hacer que una opinión, una creencia, o
lo que se consideraba una verdad indiscutible, se transforme en algo radicalmente distinto.
Durante las protestas estudiantiles y
manifestaciones populares de estos dos últimos meses en Venezuela, no obstante
la autocensura imperante en muchos medios de comunicación, miles de fotografías
y videos tomados por la propia ciudadanía, que recogen la desproporcionada y
salvaje violencia empleada por la fuerza
pública principalmente contra estudiantes y mujeres, que no estaban ni encapuchados, ni armados, ni ejerciendo alguna acción violenta contra
otras personas, policías o bienes, le han dado la vuelta al mundo. Son
testimonios que dejan huella
profunda en el receptor, sin
importar su ideología o posición política, venga de UNASUR o de la China, sea
de izquierda o de derecha y que de alguna manera, aunque no tengan una
repercusión política inmediata, motivan una opinión interior y remueven la
conciencia en la mayoría de los casos. Esta conciencia individual, aunque
parezca insignificante, puede mover montañas cuando se une una con otra, en
cosa de instantes, para conformar sin proponérselo, una enorme, inconmensurable
conciencia colectiva de dimensión internacional.
Pero cuando esto
ocurre, y es un hecho que en el mundo exterior la imagen del gobierno de Maduro
como la del chavismo que arrastra con él, han quedado marcadas con el estigma
del autoritarismo arbitrario y represivo, el resto de la policromía democrática
que se desprendía del mero suceso electoral como sinónimo de legitimidad y autenticidad,
se empieza igualmente a resquebrajar. Ya no hay una variedad de colores en el
espectro democrático, por el contrario, ahora
el régimen de Maduro se puede ver en blanco y negro, tal como es.
Si se tiene ahora
como cierto, en la opinión pública, que este gobierno ha cometido abusos y violación
de derechos contra parte de la sociedad civil por simplemente mostrar su descontento
y desaprobación a sus políticas socioeconómicas, entonces poner en tela de
juicio otras actuaciones gubernamentales que han llevado a la cárcel a buena
parte de la dirigencia de los partidos
políticos de la oposición, que en el sector económico han conducido al
desabastecimiento de la población o que en plano electoral han permitido al
gobierno ganar todas la elecciones presidenciales, es igualmente posible y
valido. Es una especie de reacción en cadena de la opinión pública, que apunta
no solo a la presidencia de Maduro en el
último año, sino a todos los gobiernos de los catorce anteriores. Las
apariencias de gobierno democrático ya no engañan a nadie.
El gobierno
puede seguir haciendo todo tan mal como hasta ahora, puede incluso repetir las
mismas estrategias y acentuar sus controles sobre los diferentes sectores de la
población con fine electorales. Puede incluso seguir hablando de imperialismo,
burguesía, infiltrados, saboteadores, golpes de estado, magnicidios,
acaparamiento y guerra mediática para justificar sus errores y mala praxis,
aunque ya hoy en día dicho lenguaje no tenga ningún sentido; sobre todo ahora, que la
atención internacional está puesta sobre Venezuela.
Cada día que
transcurre, alguien en algún lado se voltea para mirar hacia Venezuela. Hasta
los congresistas norteamericanos, tan ocupados en los problemas de otras
latitudes están empezando a reaccionar, como ya lo han hecho otros de la Unión Europea, ante lo que ya califican de
dictadura.
Eso no significa
que vayan a darse rectificaciones o cambios políticos de inmediato. Pero algo es seguro, cualquier cosa que hagan
en el gobierno de Maduro ya no pasará desapercibida como hasta ahora.
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