Interesante iniciativa
YPF, Aerolíneas Argentinas y otras cien empresas aseguran empleo a graduados de ingeniería
sábado 18 de enero de 2014, 13:02h
Más de cien empresas, en especial Pymes, se sumaron a YPF y
Aerolíneas para asegurar empleo a estudiantes de ingeniería que completen la
carrera en facultades públicas y privadas, a los que también se incentivará con
25 mil pesos al recibirse, informó el secretario de Políticas Universitarias.
El secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de
Educación, Aldo Caballero, explicó al programa "Ahora o nunca: el espacio de la
educación", que conduce Horacio Finoli por radio América, que los estímulos
forman parte del Plan Estratégico de Formación de Ingenieros lanzado a fines de
2012, que incluye también otras medidas para satisfacer esa demanda profesional
en el mercado laboral y evitar que alumnos aventajados sean tentados a
abandonar la carrera.
El funcionario aseguró que además de los convenios de
captación de ingenieros que se celebraron con YPF y el sector energético,
"se han cerrado con Aerolíneas Argentinas, donde la diversidad de
disciplinas que comprende el acuerdo es muy amplia y abarca no sólo a las
ingenierías. Podríamos hacer un listado de más de cien empresas y no sólo en
las que la participación estatal es importante", especificó.
"Los empresarios cada vez más están recurriendo tanto a
las universidades como a institutos de investigación. Está claro que el
empresario argentino fue cambiando en este último año y está apostando cada vez
más a la innovación como una herramienta para el agregado de valor, tema del
que se venía hablando pero hoy lo percibimos en los hechos por la cantidad de
empresas que recurren a las universidades, no sólo en el marco de estos
convenios, que tienen carácter más global y estratégico, sino por la demanda diaria
que nos transmiten las distintas autoridades universitarias, cada vez más
exigidas. Les plantean un cambio en la mentalidad adentro mismo para poder
atender las demandas en tiempo y forma", destacó.
Asimismo se mostró optimista en cuanto a la marcha del Plan
Estratégico de Formación de Ingenieros: "vamos a superar las metas de
cantidad de egresados en ingeniería, que se preveía aumenten 50% para 2016 y
100% en 2021".
Fundamentó en que "el impacto en apenas más de un año
que lleva el plan es altísimo. Si bien adquiere el carácter de estratégico al
ser lanzado en 2012 por la Presidenta, en realidad el gobierno desde antes
venía llevando adelante medidas que tenían que ver con lo que se llamaba
programa de mejoramiento de la enseñanza de la ingeniería, que principalmente
atendía a la necesidad de mejorar la calidad en la formación de los ingenieros,
para lo cual se aplicaron un montón de recursos destinados a equipamiento,
ampliación de infraestructura, etc, pero ahora tiene una dimensión mayor".
Aclaró que no se trata de alcanzar para 2016 la meta de 10
mil graduados por año, sino además que tengan una formación tal que les permita
realizar un aporte concreto al desarrollo territorial sostenido. Ponderó en tal
sentido la articulación con otros ministerios y distintos actores de la
producción y del mundo del trabajo.
Incentivo
Los 25 mil pesos asignados como incentivo para terminar los
estudios se pagan de una vez a quienes finalicen su carrera y están dirigidos
principalmente a estudiantes de ingeniería que, por alguna razón, sobre todo en
muchos casos, desertaron como consecuencia de la salida laboral tan rápida que
tienen estas carreras, sin haber realizado ninguna actividad
académica en el último año, señaló Caballero.
"Son estudiantes que comenzaron a trabajar y por lo
tanto dejaron la facultad. La idea es que cada una de las que están dentro del
Ministerio de Educación vaya en busca de estos estudiantes e inclusive que
favorezca acuerdos con las empresas en las que se encuentran trabajando para que
le faciliten la posibilidad de terminar la carrera", indicó.
Estos estímulos no rigen sólo para las universidades
públicas, que sí tienen un conjunto de beneficios a los que las privadas no
pueden acceder, porque corresponden a una política de Estado, que el gobierno
pretende que se convierta en una política pública, y que tiene que ver con la
necesidad del país de contar con más ingenieros para poder avanzar en el
desarrollo de su sistema productivo.
Hoy se reciben 7.900 al año, cifra que no alcanza a cubrir
la demanda, por lo cual las medidas lanzadas apuntan a alcanzar en 2016 un
promedio de un ingeniero graduado cada 4.000 habitantes por año, lo cual
representaría una mejora del 50% respecto del año pasado.
"No es que surja de una iniciativa del gobierno
solamente, lo que hicimos fue cristalizar en este plan una demanda que se viene
produciendo en los últimos años y que proviene del sector productivo, sobre
todo de las Pymes", agregó.
Remarcó que por la escasez de ingenieros son cada vez más costosos,
y a las Pymes les cuesta mucho acceder a un plantel profesional relevante, ya
que en general son captados por las empresas más grandes que pagan salarios
elevadísimos.
"Este plan intenta aumentar la cantidad de ingenieros,
no para bajarles el valor, sino para que haya una distribución más equitativa
de las fuerzas productivas, entre ellas en los profesionales de la ingeniería,
de modo que sean accesibles a las Pymes", dijo.
Caballero aseguró que el plan está siendo evaluado y
reprogramado a medida que va evolucionando, y así en función de las necesidades
se modifica a partir de la consulta permanente con distintos sectores de la
producción, entre ellos las asociaciones y federaciones que nuclean a las
Pymes, de modo muy articulado con los demás sectores del Estado que tienen que
ver con la producción.
"Si una empresa transnacional necesita ingenieros los
consigue de cualquier lugar del mundo, por lo que la cuestión es apuntar al
fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas nacionales", enfatizó.
En cuanto a la problemática que tiene que ver con la
captación prematura de estudiantes de las carreras por parte empresas
vinculadas con la informática, la industria de videojuegos, etc, además de
implementar becas, el gobierno nacional desarrolló medidas que se llevan a cabo
en conjunto con el Ministerio de Industria, acción que se denomina "La
empresa informática va a la universidad".
"La idea es que en las mismas universidades, nuestro
Ministerio junto con el de Planificación Federal, construya espacios físicos
que cuentan también con el aporte de algunos servicios por parte de la cartera
industrial, a fin de que las empresas que quieran captar a estos estudiantes de
carreras que tengan que ver con sistemas, informática, videojuegos, etc, puedan
aportar los puestos de trabajo en ese ámbito, de modo que el trabajo que
realicen para la empresa sea parte de la formación, lo cual produce una
interfase de interacción entre la universidad y la empresa, y el alumno puede
culminar su carrera", explicó.
Y sindicó como uno de los principales problemas, precisamente,
que los estudiantes tengan que dejar la universidad para ir a trabajar a
lugares alejados de donde estudian.
Puso de relieve que las prácticas profesionales supervisadas
son muy interesantes en varios sentidos. Y que, si bien a fines del año pasado
se formalizaron con la firma de convenios que tienen que ver con la dinámica
que adquirieron estas prácticas, y para que los sectores de la producción no se
apropien de los estudiantes y eso implique dificultades para que culminen la
carrera, se aplican desde hace mucho tiempo en las principales carreras.
"El carácter obligatorio viene desde 2004/2005, cuando
empiezan a hacerse efectivos los resultados de la acreditación de estas
carreras de formación profesional. Y recuerdo porque era decano de Ingeniería de
la Universidad de Misiones en ese momento cuáles habían sido las
circunstancias: cuando aparecen estas prácticas obligatorias, monitoreadas no
sólo por la universidad sino también por la empresa en la cual trabajan. La
gran preocupación entonces de decanos y rectores era adónde se iban a poner a
los estudiantes a hacer las prácticas, especialmente en provincias como
Misiones, Formosa, porque probablemente en Buenos Aires y Córdoba no se
planteaba ese problema", rememoró.
En ese aspecto, manifestó que hoy la situación cambió al
punto que no sólo hay lugares por demás para hacerlas, sino que también que se
dio el fenómeno de captación de los estudiantes para asumir responsabilidades
en las empresas, lo cual dificulta la terminación de la carrera. Sobran lugares
y faltan ingenieros, lo cual muestra el impacto de las políticas que se
llevaron a cabo en estos años en lo referente al sector productivo.
Acerca de las 22 carreras declaradas de interés, las definió
como todas aquellas que tienen que ver con la salud, la vida, y lo que puede
poner en riesgo los bienes de las personas.
"El proceso es largo y comenzó con las carreras que
tienen que ver con la ciencia de la salud, después continuaron las de
ingeniería y todos los años se siguen incorporando nuevas. En realidad, esta
gradualidad tiene que ver con la capacidad que tiene el Estado para ir
evaluando a todas las carreras, porque cada vez que se produce esa declaración
de interés público no sólo tiene que ver con las necesidades del país sino con
el riesgo de salud, vida o los bienes, lo cual se determina antes de tomar la
decisión. Como en general siempre hay cuestiones para mejorar se define detrás
de la evaluación un plan que implica la aplicación de recursos destinados a
mejorar la planta docente, las instalaciones, los laboratorios, de forma que
cada vez la formación profesional dé mayor calidad", dijo.
Resaltó que el problema de la falta de ingenieros es mundial
y sostuvo que esta iniciativa del gobierno nacional llamada Plan Estratégico de
Formación de Ingenieros, esá siendo tomada como referencia.
"Recibimos permanentemente consultas de otros países de
Latinoamérica, pero también de Europa e inclusive algunas universidades de
Estados Unidos nos han pedido material sobre esta experiencia", subrayó.
Finalmente, en cuanto a las nuevas características de la
demanda de profesionales, puso como ejemplo el problema que entraña el
transporte ferroviario y que "en una reciente conferencia recordé que en
1995 se cerró la última carrera ferroviaria que quedaba en la UBA", la que
ahora "estamos recreando vinculada a estos tiempos y a las necesidades del
país".
Enumeró en ese sentido a la ingeniería pesquera, que no
existía, y la mecatrónica, que es cada vez más necesaria, para justificar la
idea de que no sólo deben ser formados más y mejores graduados en las
ingenierías tradicionales, sino también que debe atenderse la creación de estas
nuevas ramas que van siendo demandadas.