El triunfo de Trump se explica ante todo por una tendencia global. El resultado del Brexit en el Reino Unido, el de la elección presidencial estadounidense ahora, y las tendencias que muestran las que tendrán lugar el año próximo en Francia y Alemania,- son las cuatro primeras economías de occidente,- muestra el crecimiento del nacionalismo como valor, reclamo de proteccionismo en lo económico, rechazo a la inmigración en lo social y sentimiento “anti-política” es decir contra el sistema tradicional.
Puesto en este contexto, Trump es la versión estadounidense de este fenómeno. Los defensores de la globalización, dicen con razón que ha bajado la pobreza, pero ello ha sido importante en las potencias asiáticas como China e India. Sus críticos argumentan en cambio que aumentó la desigualdad y también tienen razón, pero ello ha sido más relevante en los países desarrollados. La mitad de los estadounidenses que han votado por Trump, en términos económicos sienten frustración y, en términos sociales, rabia.
El apoyo manifiesto del gobierno argentino a Clinton es ante todo un error conceptual. Los Presidentes y cancilleres, no deben tomar partido en los procesos electorales de los demás países por principio. Se trata de una conducta que debe recuperarse. El año pasado, Macri mismo vio como Dilma, Tabaré, Bachelet, Morales, Correa y Maduro tomaban partido por Scioli contra él, recibiéndolo durante la campaña e incluso diciendo que ganaría. Pero políticamente, es un error porque se apostó al candidato perdedor, que parecía el ganador para la mayoría de los expertos. El rencor de Trump puede influir negativamente. Pero también es cierto que Macri es el único presidente sudamericano en ejercicio que Trump conoce, de negociaciones empresarias durante los años ochenta, y ello a lo mejor puede permitir cierta proximidad.
Para América del Sur, el problema que deriva del triunfo de Trump es la incertidumbre que genera, en términos de aumento de la tasa de interés para países que se endeudan, de aumento del proteccionismo para países exportadores de materias primas y de alteraciones en sus valores. Para la Argentina específicamente, es muy difícil que se dé la relación que Macri tuvo con Obama en su primer año, cuando en marzo dijo que era “el ejemplo para la región”. Esto difícilmente siga en estos términos.
Por Rosendo Fraga
Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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