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Las cartas del Abuelo Pascasio: el reposo del centrojás

Las cartas del Abuelo Pascasio: el reposo del centrojás

Por Manuel Suárez Suárez
martes 09 de junio de 2015, 13:19h
Muy querida nieta Cristina:

Te escribo para comentarte que en nuestra última reunión nos apasionamos en un lindo debate sobre el viejo tema del fútbol profesional y sus dirigentes. El reciente escándalo en la FIFA es el comienzo de una tardía limpieza que se vino posponiendo porque los afanancios nunca se conforman con las grandes coimas que se llevan. Hace años que la famosa FIFA actúa de forma autoritaria. No respeta ninguna normativa interna o externa. Es una asociación que se fue distanciando de la realidad deportiva a medida que iban aumentando sus beneficios económicos.

Te preguntarás la razón de que unos jubilados celestiales se rompan el mate con los problemas del fútbol internacional. Acá tenemos mucho tiempo libre. Nos sentimos útiles al abordar cualquier asunto que afecte a la vida de nuestras familias en el Río de la Plata. Es evidente que una simple pelota mueve naciones y pasiones. A vos te quisieron pitar un penal. El “Clan del Clarinete” quería seguir en la cancha con la papita rica de la trasmisión de partidos pero le metiste un golazo al democratizar los derechos televisivos.

Nuestro asesor deportivo es el goleador Manuel Seoane. Vos de fútbol no sabés mucho pero creo recordarás su gran trayectoria en el Club Atlético Independiente. Como noble hijo de emigrantes gallegos nacido en Piñeiro puso toda su calidad humana al servicio de los “Rojos de Avellaneda”. Seoane es el pionero de una estirpe de jugadores que se metían por la izquierda y centraban pases medidos al centro de la olla. Nuestro compañero nos trajo a un invitado especial para intentar desvelar la oscura matufia asociativa que controla el fútbol mundial. Se trata del escritor Osvaldo Soriano, autor de la famosa frase de: “Yo nunca me metí en política: siempre fui peronista”.

El compañero Seoane nos informó sobre las obras que escribió Osvaldo Soriano al tiempo que hizo una pequeña introducción personal: Los jugadores queremos jugar. Es obvio. Nos gusta estar en la cancha para ganar y ser campeones. Los dirigentes tienen mucho laburo. No es fácil el mantener un club bien administrado. El problema surge cuando los dirigentes no sienten los colores. Si se juntan media docena de truchos para hacer guita ya no estamos hablando de fútbol. Bien, lo mejor es que escuchen al profesor Soriano que nos aclarará muchas dudas con sus sabias reflexiones.

A continuación te resumo unos cachitos de lo que dijo en la hora y media que duró la intervención de Osvaldo: Ustedes esperan que les hable del interior administrativo de un club de fútbol. No puedo hacerlo. El mundo empresarial y la burocracia deportiva es algo extraño para mi. Yo soy más de tomarme un matecito viendo antiguos partidos en los que el Diego los bailaba a todos. Dicho esto, creo entenderán que la actual joda en la FIFA viene de lejos. Es el resultado de llevar a los malandras locales a puestos de mando en una lujosa oficina en Suiza. Espero no aburrirlos con un relato que escribí allá por el mes de julio de 1972. Lo voy a leer. Es mi humilde homenaje a la más grande personalidad del fútbol mundial de todos los tiempos. No exagero nada. Estoy hablando, estimados señores, del héroe de Maracaná. Les pido un fuerte aplauso para don Obdulio. Muchas gracias. Ahora les pido pongan atención. Escucharán el alma de un ilustre uruguayo que llegó a la máxima gloria deportiva en base al cumplimiento del código ético de su noble corazón de honrado montevideano.


La verdad, Cristina, nos sorprendió. Pensamos que Osvaldo iba a centrarse en la crítica directa a los dirigentes de la AFA. Su mención a Obdulio Jacinto Varela nos abrió la mente a una reflexión que va más allá del fútbol. Cuando terminó lo aplaudimos muchísimo. Por medio de Obdulio nos hizo ver que no hay mayor fuerza que la integridad moral que llevan algunos seres humanos en su sangre. Nos quedaron grabadas unas palabras del gran centrojás: “Si ahora tuviera que jugar otra vez esa final, me hago un gol en contra, sí señor. No, no se asombre. Lo único que conseguimos al ganar ese título fue darle lustre a los dirigentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol. Ellos se hicieron entregar medallas de oro y a los jugadores les dieron unas de plata ¿Usted cree que alguna vez se acordaron de festejar los títulos de 1924, 1928, 1939 y 1950? Nunca”.

Me despido, te quedan unos meses al timón del país y no tenés posibilidad de recuperar para el Estado “aquellos que son derechos de una organización como la AFA” en acertada expresión de Roberto Caballero. El próximo gobierno que esperamos sea del “FpV” deberá de limpiar toda esta porquería. Recibí el abrazo del abuelo que cada día aplaude con más fuerza el buen desempeño de su nieta campeona.

Pascasio Fernández Gómez
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