Derechos laborales y su garantía

La Confederación Sindical Internacional ha convocado una jornada de acción mundial por el trabajo decente para el 7 de octubre, donde sindicatos de más de 155 países van a reivindicar el trabajo decente en todo el mundo. Un modelo de trabajo que implica el reconocimiento a los derechos humanos, sindicales, sociales y políticos.

Defender el trabajo decente no supone defender únicamente objetivos vinculados al empleo y su cantidad, sino, fundamentalmente, su calidad, que cuenta también con una dimensión sociopolítica, que se vincula con la calidad de vida, con el derecho a la propia vida. En definitiva, un concepto integral de trabajo que el sindicalismo de clase conoce bien.

Esta jornada se va a desarrollar en medio de un escenario económico marcado por la actual crisis financiera, cuya profundidad y consecuencias aún no se conocen en su totalidad, y que es el rostro que actualmente muestra la globalización. Una globalización que ha permitido que se produzca una concentración sin precedentes de los beneficios del capital en un grupo de países y en determinados segmentos de su población, profundizando en la brecha social.

Una crisis que está lastrando a la economía real, puede ya  definirse como la gran crisis del modelo globalizador neoliberal, injusto socialmente y fracasado en términos económicos.

Se impone, por tanto, un cambio de modelo económico, y sobre todo se impone recuperar la política para darle hegemonía a la democracia frente al mercado. Se impone generar un nuevo modelo económico socialmente justo y avanzado, donde impere el trabajo decente, que es indisociable de la defensa del derecho a la libertad sindical y al reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva y al derecho de huelga, y también libertades civiles en el lugar de trabajo. Donde las organizaciones sindicales puedan representar los derechos de los trabajadores a través de un proceso de negociación colectiva.

En Europa convocan esta jornada la Confederación Europea de Sindicatos, junto con la Confederación Sindical Internacional, para reivindicar el trabajo decente y para oponerse a la Directiva sobre tiempo de trabajo, que permite jornadas de hasta las 65 horas semanales, y que es un paso más de lo que fue la Directiva Bolkestein, las sentencias sobre Viking y Laval, o el proyecto europeo sobre flexiseguridad. Medidas impulsadas por sectores conservadores y neoliberales que se empeñan en no comprender que la riqueza de un país depende, en lo fundamental, de la calidad de las empresas que hay en él y de la calidad de los empleos que generan.

Es evidente que sin buenas empresas, sin capital productivo, no puede haber un buen empleo, ni diálogo social imprescindible para promover protección social y el Estado de Bienestar, ni defensa de los derechos humanos, sociales y sindicales en unos lugares, y de defensa y ampliación de conquistas en otros.

Rodolfo Benito Valenciano es presidente de la Fundación Sindical de Estudios y miembro de la Comisión Ejecutiva Confederal de CC.OO.