Efectivamente, hoy no se puede hacer campaña ni proselitismo político. Ojalá que el presidente Correa y demás funcionarios de Gobierno, o sus opositores y quienes piensan diferente no infrinjan las normas legales y éticas, que prohíben inducir la voluntad de los sufragantes, por lo menos, junto a las urnas.
Hoy no se debería seguir utilizando los recursos del Estado para forzar a la ciudadanía a devolver con votos los cheques, bonos, focos, obras y miles de ofertas que fueron repartidos en forma copiosa, populista, y sin control alguno, durante varios meses de campaña electoral.
Nuestra legislación establece que no se puede hacer campaña electoral, por ninguna de las opciones posibles, dos días antes del día del sufragio, ni el mismo día en que se lleve a cabo la elección ciudadana, pues todo ese tiempo se supone que debe brindar un espacio de reflexión… para votar a conciencia.
Hoy no debería permitirse, ni nunca, que el presidente de Venezuela, coronel Hugo Rafael Chávez, o su embajador en el Ecuador, difundan su ignorancia de confundir lo que es un proceso de autonomía con lo que es un planteamiento separatista, pues mientras la primera reclama atribuciones dentro de un mismo Estado unitario y soberano, el segundo, el separatismo, pretende la independencia de un territorio para formar otro nuevo Estado con soberanía propia.
Hoy nosotros no deberíamos volver al pasado en que se tergiversaba la real voluntad expresada en las urnas, a través de procesos tramposos de escrutinios, que ahora deberían ser minuciosamente supervisados por organizaciones ciudadanas confiables y veedurías internacionales no sometidas a amenazas ni impugnaciones de ninguna naturaleza.
Hay que tener presente que una cosa es el "cierre de campaña" como un conjunto de manifestaciones en respaldo de una u otra de las opciones de voto, con la anticipación permitida por la ley, pero, otra cosa es "celebrar" un resultado antes de que se lo conozca en forma oficial y confiable, luego de agotados todos los recursos legales.
Las celebraciones anticipadas de resultados no hacen otra cosa que sembrar desconfianza respecto al pronunciamiento popular, pues la gente se pregunta ¿cómo sabían que ese iba a ser el resultado antes de que la ciudadanía consigne su voto?
Por todo eso, para no aumentar la desconfianza en un proceso que debió ser serio, sin intromisión gubernamental, cambios de textos, ofertas de reformas inmediatas, designaciones a dedo, infiltraciones, ni sometimientos indebidos por parte de quienes debieron actuar con dignidad y libertad, no debería haber celebraciones anticipadas. Por lo menos… hoy no.
Artiiculo tomado del Diario Hoy de Quito
Si (
No(
