¿Conversaciones Zapatero-Rajoy para llegar a unos ‘pactos de La Moncloa’ del siglo XXI?

Algunos de estos rumores se filtraban este domingo a un periódico como ‘La Vanguardia’, que no suele dar pábulo a hipótesis descabelladas. Y, consultada al respecto por quien esto suscribe, una fuente muy bien situada en el Partido Popular dijo, ni más ni menos: “si en Estados Unidos, en plena recta final de la campaña electoral, es posible un acuerdo entre demócratas y republicanos para buscar soluciones a la crisis económica, ¿por qué no iba a ser posible aquí?”. Los ataques que, desde los atriles en Valencia y Canarias, se dirigían este domingo Rajoy y Zapatero no tienen, en el fondo, más alcance que la ‘escenificación del desacuerdo’, imprescindible en el juego democrático Gobierno-oposición.

Pese a todas las diferencias políticas, el Partido Nacionalista Vasco ya ha dicho que apoyará los presupuestos de austeridad –aunque ¿será suficiente esa austeridad?—del gobierno socialista para el año próximo. Lo mismo harán, seguramente, los nacionalistas gallegos y, quizá, los canarios. En Convergencia i Unió se abre paso la posibilidad de que se unan a un acuerdo en torno a la ‘confianza del país’ en una política económica que ya no sería meramente la del equipo de Solbes (y Sebastián), sino la de varios grupos parlamentarios, que aún pueden introducir no pocas enmiendas al contenido del ‘diskette’ que el vicepresidente económico entregará este martes al Congreso de los Diputados.

¿Y el Partido Popular? En el principal partido de oposición ha vuelto a cundir la alarma ante la posibilidad de quedarse solos en el Parlamento, precisamente cuando todo indicaba que ocurriría lo contrario a lo que fue la tónica de la legislatura anterior. Es decir, todo indicaba que quien iba a quedarse solo ante el estallido de una crisis económica no bien explicada y peor resuelta iban a ser los socialistas. Pero no va a ser así, y se abre camino, en el equipo dirigente del PP, a la idea de que un apoyo crítico a los PGE’09 por parte del principal partido de la oposición podría, al fin y al cabo, ser un buen negocio: reforzaría la idea de que el PP se ha convertido en una ‘oposición constructiva’ en su marcha hacia el centro. Y respondería a las ansias de muchos españoles que ahora, cuando vienen mal dadas internacionalmente, quieren más la unidad que el fraccionamiento. Quieren, en el fondo, que la oposición también participe en la gobernación del Estado. Así parecen estar las cosas.

¿Cuánto permitirían los socialistas que el PP protagonizase la fase de enmiendas a los Presupuestos, mejorándolos? ¿Han hablado ya directamente ZP y Rajoy sobre esta cuestión, que supondría ni más ni menos que unos nuevos pactos de La Moncloa en versión siglo XXI? Los sindicatos y la patronal, al margen de las dificultades internas que atraviesa ahora la CEOE, apoyan sin duda la idea, y este lunes el ugetista Cándido Méndez la respaldará en su comparecencia ante un foro público. A ver qué dice el martes Rajoy, en su esperadísima aparición ante otros de estos foros públicos… Lo que nadie puede olvidar es que el entendimiento entre el presidente del Gobierno y el del PP está llegando tan lejos como para haber pactado en secreto el nombre del sucesor de Francisco José Hernando al frente del Consejo del Poder Judicial y del Supremo y haber mantenido este secreto incluso ante los negociadores del acuerdo sobre la Justicia.

Claro que los nuevos ‘pactos de La Moncloa’ encontrarán escollos, especialmente entre los ‘duros’ de los dos principales partidos y, por supuesto, entre algunos influyentes ‘fabricantes de opinión’ que encuentran en la inflexibilidad y el radicalismo el mejor caldo de cultivo para incrementar sus oyentes o lectores. Pero no cabe duda de que los sondeos y la mayor parte de los comentarios se inclinan hacia la reedición de los pactos, hacia el acercamiento. Estamos, sin duda, ante días cruciales. De momento, Zapatero ya ha anunciado que invitará a Rajoy a La Moncloa para hablar de economía.