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EE.UU sigue por plan de rescate

Ocho días de negociaciones para salvar la crisis

Ocho días de negociaciones para salvar la crisis

Ocho días de negociaciones para salvar la crisisLas bolsas ya han descontado que el rescate de Gobierno de EEUU saldrá adelante, pero los analistas creen que su poder sea limitado al no poder materializarse todavía, después de ocho días de negociaciones.

Las negociaciones para sacar adelante el plan anticrisis del Gobierno de EEUU se eternizan. Los senadores y congresistas, demócratas y republicanos, continuaron con los contactos con la Administración de George W. Bush para intentar salvar el proyecto presentado por el Departamento del Tesoro, sin que al cierre se hubiera alcanzado ningún acuerdo definitivo. El proyecto contempla destinar 700.000 millones de dólares (478.100 millones de euros) a la compra de hipotecas y títulos respaldados por hipotecas, ilíquidos y deteriorados, que están en los balances de los bancos. Este plan de rescate busca estabilizar los mercados y a los bancos, además contribuir a que el crédito vuelva a fluir para reactivar la economía.

Las negociaciones para rubricarlo duran ya ocho días y se han retrasado debido a la oposición de una parte de los miembros del Congreso, pertenecientes al partido republicano. Este grupo rechaza que los fondos de los contribuyentes sirvan para rescatar al sector financiero y defienden que sea el capital privado el que inyecte fondos en los mercados.

No obstante, tanto el presidente de los EEUU como los dos candidatos presidenciales (Barack Obama y John McCain) confiaban en que el acuerdo se materializara, preferiblemente antes de que abran los mercados asiáticos el lunes. Bush dijo en un nuevo discurso: “Vamos a lograr aprobarlo. Estaremos a la altura de las circunstancias. Republicanos y demócratas trabajaremos unidos para aprobar un plan de rescate sustancial”. Este optimismo lo refrenda el hecho de que el Congreso decidiera concentrar la negociación en cuatro personas, que se encargarán de intentar llegar a un acuerdo: los demócratas Chris Dodd y Barney Frank, y los republicanos Judd Gregg y Roy Blunt. Este último representa a los republicanos más conservadores, los más reacios al plan de Bush.

Con independencia de que el plan pueda salir adelante, en su redacción actual o con una propuesta más descafeinada, cada vez son más las voces que dudan del impacto que puede tener en el mercado, después de tantas dudas e incertidumbres sobre su futuro. “Las negociaciones tan largas están enfriando el entusiasmo que la gente podía tener en el mercado. Con ningún acuerdo escrito, va a ser difícil que puedan empujar a las bolsas”, afirmó ayer Rick Meckler, presidente de la sociedad de inversión neoyorquina LibertyView Capital Management, a la cadena de televisión estadounidense CNBC.

Estas dudas sobre el éxito del plan también se han visto avivadas al trascender las modificaciones que el Departamento del Tesoro está dispuesto a aceptar. El plan definitivo presentará diferencias notables con el borrador inicial que presentó el secretario, Henry Paulson, y se espera que los 700.000 millones de dólares se puedan trocear en tres tramos. Sólo el primero, por 250.000 millones de dólares, sería de aplicación inmediata, mientras que los dos siguientes (por 100.000 millones y 350.000 millones) necesitarían tener la aprobación previa del comité bipartidista que se encargará de supervisar la ejecución del plan. Estas medidas ralentizarían el impacto todavía más.

La incorporación de un límite a la retribución de los ejecutivos de los bancos participantes en el rescate, algo que Paulson ya ha aceptado, también puede frenar su aceptación por parte de las entidades financieras, así como el hecho de que la venta de activos incorpore warrants (opciones de compra) para que el Gobierno pueda entrar en el capital de los bancos.

También está por ver cómo digiere el mercado nuevos elementos, como la decisión de modificar las hipotecas que están en riesgo de embargo por impago.

Además, el hecho de que Paulson, se arrodillara el jueves por la noche ante la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para implorar que no se oponga al programa de rescate, tampoco despierta demasiada confianza.

El calendario del plan todavía es una incógnita. Las partes deben alcanzar un acuerdo, que debe votarse en el Congreso y ser firmado por el presidente. La redacción definitiva del proyecto servirá para confirmar si la adquisición de los valores (hipotecas comerciales y residenciales y deuda respalda por hipotecas) se realiza a través de subastas inversas, que serán ejecutadas por agentes externos contratados por el Tesoro.

El sistema de fijación de precios también está pendiente de definir y existen dudas sobre si el Tesoro obligará a los bancos a vender los títulos con descuento o a precios de mercado.

Los beneficiarios del plan serán todas las entidades financieras que lo deseen, con sede central en EEUU o con operaciones significativas en el país. El secretario del Tesoro calcula que puede haber varios millares de entidades interesadas, desde bancos grandes, a entidades medianas y pequeñas o las uniones de crédito.

 

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