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La ley del mínimo esfuerzo

La ley del mínimo esfuerzo

En la actualidad no es extraño ingresar al Metro y toparse con una ola de personas esperando el ascensor, para poder descender. No hablo solamente de ancianos, embarazadas o enfermos, lo cual me parece justo, sino que de gente joven sin ningún problema aparente. O sea, yo comprendo que puedan venir cansados o cargados con bastante peso, pero aún así, no creo que se justifique tanta espera.
 
En todo caso, no es lo que más me llama la atención tampoco, puesto que el ‘taco’ para abordar el metro, en algunas estaciones, es infinito. Esto, debido a que la gente prefiere subir por las escaleras mecánicas que por las estáticas.

Obviamente, este tipo de situaciones va generando un caos tremendo, que incide sobre las personas que realmente van apuradas.  Y es que tampoco se respeta que el lado derecho, por lo general, sea para subir y el izquierdo, para bajar. Es más, esto se pasa totalmente a llevar.

En muchas ocasiones me ha tocado ir de prisa a un lugar, pero los infernales ‘tacos’ me han retrasado enormemente.
 
Definitivamente, un panorama lamentable, puesto que si nos detenemos a observar la publicidad del metro, un alto porcentaje de ella, va destinada a que los usuarios no cometan estos actos. Como pueden ver, muy pocos hacen caso.

Y para qué hablar del controvertido sistema de transportes, Transantiago, en donde el problema es peor. Se hacen filas para establecer un cierto orden, sin embargo, a la hora de abordar el bus, los pasajeros se amontonan a tal punto, que desarman todo el sistema.

Sumado a esto y al igual que sucede en el Metro, la gente no respeta ni los asientos reservados para el público especial. Un alto porcentaje de personas correspondiente a este grupo deben viajar de pie, en desmedro de quienes gozan de buena salud y vitalidad. Realmente, no tengo palabras para referirme a este tema, definitivamente me parece aberrante. Más aún, sabiendo que 750 mil personas que habitan en la capital pertenecen al grupo de los discapacitados, según la Fundación Nacional de Discapacitados (FND).  Una cifra no menor, a la cual hay que sumarle todos aquellos ciudadanos que, por distintos motivos, se ven complicados para adaptarse a este sistema.

Medidas efectivas y más estrictas

Creo que debiera existir un mecanismo más efectivo para regular este tipo de hechos. Por ejemplo, en el caso del Metro, colocar personal capacitado, a fin de que custodien los usuarios que van a utilizar los ascensores o las escaleras mecánicas. Y bueno, sólo si es que llegaran a pertenecer a alguno de los 3 grupos autorizados: embarazadas, ancianos o discapacitados, dejarlos ingresar.

En cuanto al Transantiago, debiera existir mayor vigilancia sobre los pasajeros. En este sentido, una mayor cantidad de guardias regulando el ingreso de los usuarios al transporte, podría ser un mecanismo muy eficaz.

De esta forma, estimo que sería menos factible que se produjeran tacos al momento de abordar el bus. Por el contrario, se haría de manera mucho más ordenada y sin conflictos de por medio.

Ya hemos observado la poca cultura que tenemos y, por lo mismo, hay que hacer algo. Está claro que si seguimos así, el problema se va a ir poniendo cada vez más grave, y menos soluciones se podrán poner en marcha.

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Karina Espinoza S
Periodista
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