Al primer presidente cuyos colaboradores llamaban “dios”, creo que fue a Felipe González, pero no es menos cierto que José María Aznar ha actuado como divinidad en el seno del Partido Popular, ejerciendo el cargo o desde sus habilidades en las FAES o en la sombra.
Ahora resulta que mariano Rajoy ha decidido sustituirse a sí mismo y en la partido se han desatado algunas furias escondidas, ambiciones renovadas y otras emergentes. Porque por mucho que Esperanza Aguirre diga que se trata de un debate ideológico, lo que aquí se dirime es el poder en el partido para poder acceder en un futuro a otro poder. Y no creo que esta afirmación necesite de muchas más vueltas.
¿Y a qué juega Aznar en este juego de intereses que representan esperanza Aguirre y Mariano Rajoy con su corte detrás?. Bueno, pues para algunos está meridianamente claro que el ex presidente está detrás de la operación de amago – de momento – de Esperanza Aguirre. Para otros, no tanto. La verdad es que nuestro locuaz hombre del bigote – idéntico al que se ha afeitado Martínez Pujalte quien dijo que ya estábamos en otra etapa – de repente, parece haber perdido la voz o es que quizá ha recuperado la modestia, cosa extremadamente difícil o, simplemente, y lo que es lo más probable, que está vigilante y a la espera.
Porque si una alternativa seria a Mariano Rajoy, de cara al próximo congreso del PP en junio, tiene visos de posibilidades, será aquella que promueva Aznar. Y he dicho posibilidades, no que vaya a desbancar al hasta ahora único candidato de un plumazo. Fraga ya ha dicho que no quiere un “congreso a la búlgara” y también ahí hay que buscar guiños.
La cosa no ha hecho más que empezar y ya han salido las navajas y los cuchillos entre “liberales y socialdemócratas”, que desaparecerán en cuanto los repartos de poder satisfagan a todos o se dé un Congreso como aquel del PSOE, que dio la victoria a uno de los candidatos emergentes, Zapatero – con la ayuda del “dios” socialista -, sobre un peso pesado, Bono, por tan sólo nueve votos.
Por eso hay quien busca guiños, hasta ahora sin éxito conocido, que vengan desde el despacho de la “divinidad” para poder responder a la pregunta: ¿Y de qué parte estará “dios” ?
Si (
No(
