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Para Filemón Escobar

'Evo cayó en la trampa de Linera'

"Evo cayó en la trampa de Linera"

El histórico Filemón Escobar dedica su primera obra autobiográfica y crítica a su familia. A Olga, su esposa, y a sus hijos, Alexia, César y Natalia que nacieron en medio de las dictaduras militares, cuando él debía caminar por el país "con el testamento bajo el brazo".

Dirigente sindical en las minas de Catavi en la entonces poderosa Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y la Central Obrera Boliviana (COB) en los años '60 y '70; impulsor del movimiento cocalero en el Chapare, ideólogo del Movimiento Al Socialismo (MAS) y mentor del actual presidente Evo Morales en los '80; ex senador del MAS entre 2002 y 2005; y, promotor, hoy, de una "tercera vía" que una lo que él considera las dos "civilizaciones" (andina-amazónica y la mestiza-occidental).
Escóbar acaba de publicar un libro que interpela desde el nombre: "De la Revolución al Pachakuti. El aprendizaje del respeto recíproco entre blancos e indianos".
En esta entrevista con La Prensa, alerta que el presidente Morales está entrampado por lo que él considera la "izquierda tradicional e indigenista" encabezada por Álvaro García Linera y una "antigua derecha" que han puesto en jaque al país. Y propone que la salida es un Pachakuti democrático, que permita la "complementación" entre indígenas y blancos. Para ello, recupera dos figuras paradigmáticas: Pablo Zárate Villka y Andrés Ibáñez que, a fines del siglo XIX, ya propugnaban un Estado que incluya estas dos visiones.

¿Qué pasó con Filemón Escóbar que, en los años '70, proponía una salida revolucionaria, incluso armada, luego promovió el movimiento cocaleros y hoy opta por ofrecer una vía democrática que permita unir a los opuestos?
Yo encarno terribles frustraciones. Hasta 1964, cuando luchábamos en el seno de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y la Central Obrera Bolivia (COB) nos unimos en torno a un cliché: "todo era preferible a que Víctor Paz Estenssoro vuelva al poder". El resultado de ese proceso fue que se haga cargo del Gobierno, René Barrientos, un hombre de la doctrina de la seguridad nacional. En ese momento, mueren César Lora e Isaac Camacho, viene la Masacre de San Juan, viene la militarización de los centros mineros. Y le damos la oportunidad a Barrientos de ordenar la muerte del comandante Ché Guevara en octubre de 1967.

¿Cómo explicamos todo este proceso?
La izquierda le abrió la puerta a la derecha. El proceso se repite en los años 1970 y 1971. El Motete Zamora era comandante de la Unión de Campesinos Pobres (UCAPO) que comenzó con la quema de haciendas y simultáneamente se realizaba la guerrilla de Teoponte. En ese momento, nosotros teorizamos que la Asamblea Popular era parte de los soviets bolivianos, la salida revolucionaria boliviana. Y pensábamos que el presidente Juan José Torres era el (Alexandr) Kerensky boliviano, líder de los soviets en la Unión Soviética. El resultado fue que Hugo Bánzer nos sopló a toditos y comienzan siete años de la dictadura militar más larga de la historia política del país. Con el agravante de que la caída de Torres ayudó a la caída, dos años más tarde, de Salvador Allende en Chile. Por tanto, yo represento a una izquierda que encarna 30.000 muertos en Argentina, Chile y Bolivia. Somos coautores de generar en el Cono Sur gobiernos militares. Es lo mismo que está ocurriendo hoy en Bolivia con el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales.
Filemón toma una edición del periódico La Prensa y muestra un titular que dice: "las organizaciones sociales afines al MAS se movilizarán el 4 de mayo". En una fotografía aparece Óscar Olivera y el alcalde de Achacachi Eugenio Rojas durante una conferencia donde amenazan con bloquear el referéndum de los Estatutos Autonómicos de Santa Cruz.
Estos muchachos están repitiendo el error de Filemón Escóbar en los años Ž60, Ž70 y Ž80. Ellos creen que la revolución viene luego de aplastar a la democracia representativa. Al final, ellos buscan que Evo Morales capitule frente a los sectores de la derecha, por lo tanto hay que movilizarse para aplastar lo que están haciendo los cruceños. El Gobierno ha prometido que no va a intervenir en el referéndum autonómico, pero estos movimientos lo van a hacer. Y estos nos pueden conducir al derramamiento de sangre en la ciudad de Santa Cruz.

¿Cuándo se da cuenta usted que la vía revolucionaria no es la correcta?
Yo me di cuenta cuando viene la gran discusión del movimiento obrero entre 1982 y 1985, ya en la época democrática. Porque la COB, a pesar de estos errores logró reconquistar una y otra vez la democracia para el país. En ese momento, cometimos el mismo error. Surgen unas corrientes políticas que sostienen que Hernán Siles era un reformista y, por tanto, había que darles una patada al reformismo y al fascismo. Eso nos decía el actual ministro de Trabajo, Wálter Delgadillo, de la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU). Ellos planteaban patear dos pelotas al mismo tiempo.
Esta acumulación de errores de los izquierdistas desde los años Ž60 hasta los Ž80 condujeron a un proceso de regresión en la consciencia política de nuestras bases. En el año 1985, Bánzer logra realizar una gran concentración en los distritos mineros de Catavi y Siglo XX y la derecha nos gana en las elecciones en todas las minas de Comibol. Luego, desde 1985 hasta 1997, nuestras bases van a votar por los partidos neoliberales.
En 1993, en la plaza Cobija de Cochabamba, miles de mineros realizamos una gran concentración por la estafa que habíamos sufrido con Finsa, donde habíamos depositado el dinero de la relocalización. Allí, la gente decidió votar por Gonzalo Sánchez de Lozada y el MNR porque les había prometido pagar la deuda de 50 millones de dólares. Estábamos votando por el que nos había relocalizado.

¿La democracia, aunque sea limitada, podía darles una opción de poder a los movimientos populares?
Exacto. Ya entonces. Lechín mismo reconoce que ése fue un salto cualitativo de las masas. Por primera vez se votaba por la misma organización sindical y no por un partido político. Guillermo Lora también lo reconoce, los mineros votan por primera vez por su propia organización sindical. Eso me sirvió para derrotar a los guerrilleros que estaban en Cochabamba con el movimiento cocalero.

El MAS opta por la democracia y recorre un largo camino de participación en las elecciones hasta que llega al poder en enero de 2006. Sin embargo, ¿siguen vigentes esas tensiones al interior del Gobierno entre una salida democrática y otra más dura?
Yo cometí un grave error en mi vida. Yo también soy coautor de lo que está pasando hoy en el MAS. Para las elecciones de 2002, el candidato vicepresidencial no era Antonio Peredo, sino José Antonio Quiroga, un auténticamente demócrata por herencia de su tío, Marcelo Quiroga Santa Cruz. A Quiroga lo elegimos durante una Asamblea realizada en el Colegio Don Bosco y vamos en marcha por todo el Prado hasta San Francisco. En la noche me llama Quiroga y me dice que su familia no quería que él sea candidato a la Vicepresidencia. Yo le dije: "Ya hermano". Ese fue mi error. Allí le abrimos las puertas del MAS al pensamiento de la izquierda tradicional. La más dura, indigenista, con Álvaro García Linera. Ese fue un error. Debía haber carajeado a Quiroga y amenazarlo con pistola para que acepte la candidatura. De ese error viene el actual desastre.

¿Qué consecuencias tiene para el MAS haber optado por García Linera?
García Linera aparece en los años Ž90 haciendo guerrillita. En la época democrática, cuando no había casas de seguridad. Entonces, cuando cae preso, nadie le tortura y derechos humanos lo defiende. Allí se alía con Felipe Quispe. Ellos impulsan a los Ayllus Rojos, con quienes polemicé en 1984. Ellos planteaban entonces la lucha armada y nada de democracia burguesa. Ellos propugnaban restaurar el Tahuantinsuyo. Era una opción más que dura. A ellos les entregamos la Vicepresidencia del país. Ellos no creen en la democracia occidental. Desde la Vicepresidencia, la primera declaración de García Linera dando inicio al gran drama del MAS: "Ha llegado la hora de asfixiar a la oligarquía cruceña". La otra declaración clave de este jovenzuelo: "Los que plantean la autonomía, buscan la división del país". Por tanto, los ponchos rojos alisten sus chicotes y sus fusiles Mauser. En diciembre de 2006, García Linera dice en Cochabamba que "la oligarquía vía algunos comités cívicos y prefecturas se está reciclando". En enero de 2007 vienen los enfrentamientos de Cochabamba. Esta línea ideológica de aplastar a la derecha y de resumirlo todo a la política de confrontación es el gran error del MAS. Y no es el error del MAS que nosotros hemos construido, sino de la gente que se mete después de 2002 a través del pensamiento de la izquierda tradicional de los hermanos Peredo, los García Linera y del llockalla de Alfredo Rada. Para ello, en el poder está una izquierda supuestamente indígena, que tiene el deber histórico de aplastar a la derecha.

¿A dónde está llevando esta línea a Evo Morales?
En mi vida conozco tres movimientos de masas. El PIR en 1951, el MNR entre 1952 y 1982, y el MAS, que es el movimiento de masas más grande de la historia de este país. El PIR se acabó en 10 años, el MNR en 50 años y el MAS, en dos años, está en declinación.

¿Por qué?
Por los errores políticos de la confrontación. El mayor error político del MAS es la política de la confrontación, interna y externamente. Al optar por la confrontación, los Peredo, los García Linera, los Quintana, los Rada y los San Miguel, ellos anticiparon todo el lío que está viviendo el país. Evo Morales dijo en su momento que iba a ser el caudillo de la autonomía, que era herencia de nuestra posición, de casarnos con la línea federalista que Andrés Ibáñez formuló en 1876, el autor de la bandera verde y blanco de Santa Cruz. Y en 1899, un aymara llamado Zárate Villka es federalista. Un auténtico federalista. Para él la regeneración de Bolivia debía comenzar por el respeto recíproco entre los blancos y los indianos. Si Evo hubiese optado por las autonomías habría retomado la historia de Ibáñez y Villka. Eso hubiese evitado la "media luna", la Asamblea Constituyente se hubiese transformado en un tinku entre la civilización occidental y la andina-amazónica.

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