La violencia en el fútbol vuelve al Ruiz de Lopera

A las 24 horas del bochornoso suceso del Estadio Ruiz de Lopera, que le ha costado varios puntos de sutura y una herida interna en el ojo derecho al portero Armando Ribeiro, del Athletic, es hora de  lamentarse menos y actuar más. Ya sabemos que siempre es un descerebrado desalmado, por cierto bien armado aunque sea con una botella, el que lo hace y que no representa a nadie.

Pero también sabemos que ha fallado el control a que obliga la Liga de Fútbol Profesional y las autoridades policiales, porque está prohibido entrar con botellas llenas a los estadios. Y si compras alguna, es obligación de echar el líquido en un inocente vaso de plástico, como si lo haces con una cerveza o cualquier otra bebida de bote..

De modo que si el desamlado tenía ese arma era porque algo falló en los controles internos o externos. Eso es lo que hay que investigar para que la responsabilidad, además del infractor, se extienda al club verdiblanco. Que no en balde, hace sólo un año ocurrió otro incidente similar con otra botella que impactó en Juande Ramos. ¿Cómo se vigila en ese estadio?