Panamá se encuentra en una encrucijada. Por una parte nos dicen que debemos avanzar hacia la hidroelectricidad, pero por otra tenemos un compromiso con nuestro ambiente y las futuras generaciones que habitarán nuestro país.
La construcción de la hidroeléctrica en el río Changuinola lleva un avance del 20%. La empresa AES es la responsable de este proyecto y está invirtiendo 540 millones de dólares en el mismo.
Pero existe un problema claro, y es que las tierras y las vidas de indígenas ngöbe y naso se ven afectadas con este proyecto, porque se les despojará de sus tierras.
Desde la aprobación de la hidroeléctrica por la ANAM (Autoridad Nacional del Ambiente), se ha venido dando una serie de protestas por parte de los indígenas, que piden que se detenga el proyecto hasta que se investiguen las irregularidades.
Alrededor de la mitad de la energía que consumimos es de plantas térmicas y el costo de la electricidad está ligado al precio internacional del petróleo.
La Hidroeléctrica se construye dentro del Bosque Protegido Palo Seco, junto al Parque Internacional La Amistad y se afectarán las tierras, cosechas y residencias tradicionales de unos 3 mil 500 indígenas.
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