De la Vega en el país de las maravillas

Pocos anuncios en el multitudinario desayuno informativo de la vicepresidenta Fernández de la Vega en Madrid. La novedad, si acaso, es que la ‘vice’ -cuya capacidad de trabajo en el Gobierno es incuestionable y que, además, acaba de recibir un baño de multitudes en la pasada Conferencia Política del PSOE- se ha visto poco ‘arropada’ en un desayuno para el que había, sin embargo, mucha expectación periodística.

Apenas se han dado cita en el hotel donde se ha celebrado el acto los titulares de Educación, Mercedes Cabrera; Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, y Sanidad y Consumo, Bernat Soria; varios secretarios de Estado –de Iberoamérica y de Relaciones con las Cortes-, algunos –pocos- diputados, y los siempre asiduos Enrique Múgica –defensor del Pueblo- y Cándido Conde-Pumpido –fiscal general del Estado-. Además, eso sí, del Nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro de Castro.

De la Vega ha pronunciado un discurso en la más tierna línea autobombera de ZP; algo lógico, claro, dado que ya estamos de hecho en campaña electoral. Luego, en las preguntas, leña a tope contra la derecha de Mariano Rajoy-Manuel Pizarro, y finalmente repetición de tópicos y lugares comunes ya oídos: que ANV y PCTV no estarán en las instituciones; que “no va a costar votos” el ocultamiento de la verdad por parte de Zapatero de las conversaciones con ETA después del atentado de la T-4; que la economía española va de cine; que la Iglesia “debe manifestarse con respeto sobre los temas que afectan al Gobierno y al Parlamento” –ante la atenta mirada del Nuncio-; que ha sido el PSOE de Zapatero el que ha conseguido devolver a la ciudadanía la confianza en las instituciones, y, en fin, que el PP socava el Estado de Derecho, que trata de instrumentalizar el Tribunal Constitucional, que ‘atiza’ a unas Comunidades contra otras y que no ha apoyado al Gobierno en la lucha contra el terrorismo.

Hasta ahí.

Como ‘novedades’, acaso, el ‘corazón partío’ que dice tener entre el afroamericano Barack Obama y la mujer de Clinton, Hillary, ambos demócratas, por cierto, que le disputan el poder a los republicanos del actual presidente Bush. Haciendo amigos. Y como segunda novedad, el guante que le ha lanzado a Ángel Acebes para que, como número dos de Rajoy, debata con ella cuando y como quiera.

Ahora bien, dicho todo lo anterior, sólo destacar un dato: la vicepresidenta se metió en un charco que no pudo saltar al tratar de explicar por qué es ‘progresiva’ y ‘progresista’ la medida de descontar del IRPF 400 euros a todos los trabajadores, ganen lo que ganen. Siempre se ha creído que lo progresista es que más pague quien más gana, y, si se trata de descuentos, que se le descuente menos a quien menos gana. Pero que descontar linealmente una cantidad no es progresista, sino de derechas.

Pero vean las explicaciones de De la Vega, con el ejemplo que ella misma ha puesto: si a un trabajador, en función de su sueldo, se le descuentan 400 euros, al no hacerlo ahora resulta que la medida le beneficia en un cien por cien. Ahora bien, si a otro trabajador, con un sueldo mucho más alto, se le descuentan 4.000 euros, al ‘devolverle’ ahora 400 euros, la medida le afecta en un diez por ciento y, por lo tanto, la medida es ‘progresiva’ y ‘progresista’ aunque los 400 euros sean iguales para todos. ¿Lo entienden? Yo tampoco.