Zapatero empieza la campaña en el palacio de Oriente

Como no podía ser de otro modo, el presidente Zapatero comenzó esta especie de recta final de la inminente campaña electoral ya en el tradicional corrillo con periodistas en el Palacio de Oriente, este domingo. Fiel a su mejor estilo, ZP reiteró su euforia ante la marcha de la economía, sin que algunos de los datos negativos que han aparecido en los últimos días sirvan para nublar el horizonte rosado que nos presenta. Y, aunque no quiso hacer predicciones sobre lo que ocurrirá en las urnas el próximo 9 de marzo (es más, incluso reconoció que Rajoy es un rival “difícil”), está claro que confía de verdad, no solamente de palabra, en revalidar su estancia en La Moncloa. Siempre está instalado en su eterno optimismo.

Ya digo: era el Zapatero nada autocrítico y hasta ocasionalmente bromista que conocemos quienes seguimos profesionalmente sus avatares. Pero yo destacaría dos cuestiones que, sin duda, van a ser fuente constante de preguntas y especulaciones a lo largo de la campaña electoral. La primera de estas cuestiones fue su ambigüedad cuando fue interrogado sobre la ilegalización de Acción Nacionalista Vasca, la formación que presumiblemente constituye la nueva ‘marca blanca’ de Batasuna; si hubiese que apostar, yo apostaría por que va a ser difícil esta ilegalización antes de las elecciones, lo que posibilitará que ANV concurra a ellas y, según algunas encuestas, tenga una pequeña presencia en el Congreso de los Diputados.

La segunda cuestión es menos puntual y aún más trascendente. Pude preguntarle por su reacción ante las reiteradas invitaciones de Mariano Rajoy a un consenso sobre temas de Estado tras las elecciones, las gane quien las gane. El presidente se mostró escurridizo y muy poco entusiasta ante la perspectiva de acordar esos temas –sean cuales sean—con el Partido Popular; se limitó a decir que, en materia de consensos, el PP no es de fiar, porque no los ha concedido ni siquiera en materia de lucha contra el terrorismo.

Eso me hace presagiar que la campaña, de aquí al 9 de marzo, va a ser dura, implacable. Ojalá que se atenga a las reglas del juego y que los debates televisivos que vienen, se celebren donde se celebren, sean constructivos. Eso sí dijo desearlo el presidente. O sea, más de lo mismo, aunque cierto es que, al menos, esta vez habrá debates, lo que ya no es poco.