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Así no hay manera

   Hace tiempo pedía desde una columna parecida a esta más flexibilidad en las sesiones del Congreso, mayores posibilidades en la hora de la dialéctica, del discurso, de la oratoria y, ya puestos, la prohibición de llevar escrito el mamotreto del discurso de turno, bastaría con unas notas. Pues bien: retiro todo lo dicho y me arrepiento públicamente de esta petición.  Es más, visto lo visto en esta legislatura, casi sería mejor evitar cualquier atisbo de réplica y contrarréplica y todo aquello que fuera mas allá de la más rigurosa cortesía parlamentaria. El Congreso no se divierte, pierde los papeles cada dos por tres y el espectáculo -como tantas veces ha repetido Marín- era mas bien lamentable.

   No se puede vociferar desde los escaños, no se pueden llevar camisetas con pintadas o desplegar pancartitas pidiendo esto o aquello. Aquí se ha confundido la discusión de las ideas con el insulto y las malas formas y "así no hay manera". Entrecomillo esta frase para adjudicársela definitivamente al sufrido y siempre eficiente Manuel Marín que, aun estando de cuerpo presente y activo, tiene que asistir al espectáculo de ver como el Presidente ofrece su puesto (el de Marín, no el del Presidente) al incombustible José Bono que ya se sabe que por España es capaz de casi todo.

   Marín no se merecía esta legislatura ni el Congreso se ha ganado que lo presida un tipo como Marín. Está claro que no se puede ser ecuánime ni tratar de ser justo porque te lleven por todas partes. A Marín no le tragaban ni en su partido ni en la oposición. Cuando pasa esto, no significa necesariamente que el despreciado esté en la verdad puede que sea realmente un inútil, pero hace sospechar al menos ha intentado ser justo. Como Marín ha demostrado desde hace muchos años que de inútil no tiene nada, habrá que concluir que si algo ha caracterizado a su presidencia es la búsqueda de la igualdad en la hora de imponer criterios.

   Se me dirá que el ofrecimiento a Bono es lógico ya que el propio Marín ha dicho por activa y por pasiva que hasta aquí ha llegado, pero pese a todo, no es de recibo negociar su puesto cuando ni se han ganado las elecciones -que esa otra- ni ha terminado la legislatura. Pero aquí ya vale casi todo. Naturalmente y dado que la capacidad de autocrítica de los partidos es absolutamente nula, nada va a cambiar, pero alguna vez se darán cuenta de que el Congreso es algo más que un artefacto electoral y algo más que un largo spot publicitario.
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