Claro que no ha sido noticia la victoria electoral de Cristina Kirchner: todos lo esperaban. Ni lo es la preocupación que en el sector empresarial español –y en el político—suscita que la mujer de Néstor Kirchner vaya a sustituir a su marido en la Casa Rosada: ya lo daban por descontado. La prensa española es, en estos momentos, cautelosa ante el resultado de las elecciones en Argentina: una victoria impecable, indiscutible. Pero Doña Cristina ha mantenido encontronazos desagradables y sin cuento con los empresarios españoles, como antes que ella los tuvo su marido. Y eso, en la Confederación de Organizaciones Empresariales española, la patronal, no se ha olvidado.
España es ahora acaso el segundo inversor mundial en Argentina. Las empresas españolas, algunas de las cuales sin duda habrán tenido trayectorias discutibles, aguantaron a pie firme y sin huir la dura época del ‘corralito’, pero han sido constantemente acusadas de ejercer la “rapiña” por el actual mandatario argentino y por su esposa.
Las relaciones diplomáticas son buenas, los respectivos embajadores –después de que Kirchner lograse la sustitución de Carmelo Angulo , uno de los más brillantes representantes de la carrera, ahora en México—cuentan con buena audiencia en los máximos registros del poder político e institucional. Pero el escollo es el empresarial. Habrán de hacerse esfuerzos notables por ambas partes para acercar posiciones. Hoy, desde luego, no puede decirse que a los principales representantes de la empresa y la banca españolas les embargue el entusiasmo ante los resultados electorales en el país hermano. Qué le vamos a hacer.
Si (
No(
