Primero fue su primo sevillano, el físico nuclear, de cuya existencia nos enteramos hace un par de días, al ofrecerlo Mariano Rajoy como cita de autoridad indiscutible que avalaba sus tesis negacionistas del cambio climático. Ahora, se trata de su cuñado, Manuel Fernández Balboa, licenciado en Empresariales, master en gestión de residuos, con 29 años y uno sólo de ejercicio profesional previo. Que fuera, durante la anterior administración gallega, director financiero de la Fundación Cidade da Cultura, la que gestiona el pozo sin fondo del compostelano Monte Gaiás. El precoz Fernández Balboa firmó su contrato días antes de enviar su currículo. La Xunta de Galicia, a la sazón presidida por Manuel Fraga Iribarne, que controlaba esta fundación pública, le estaba preparando el puesto de trabajo antes de que el propio interesado se ofreciese –cosa que hizo días después de la firma del contrato— para ocupar el puesto.
Sin duda, al joven licenciado y cuñado del presidente del Partido Popular, se le vieron excelentes dotes para la gestión que, de forma directa y sin sacarla a concurso público, le ofrecieron. Debía, por tanto, ser el hombre indicado para llevar las cuentas del faraónico proyecto que Jesús Pérez Varela, el último y pintoresco (por no calificarlo de otra forma) conselleiro de Cultura de Fraga, ideó a la mayor honra y gloria de su patrón. Con el despilfarro de este mamotreto (el actual Gobierno bipartito de Pérez Touriño y Quintana no sabe qué hacer con él, salvo continuar unas obras para un Centro cuyos contenidos y funciones no está definidos) que ya ha triplicado su presupuesto inicial, para el indisimulado regocijo de Peter Eiseman, el arquitecto norteamericano que, por el proyecto se acaba embolsando más de 14 millones de euros, dado el descontrol –incluyendo el financiero—existente, no es que la gestión de los anteriores directivos de la Fundación (entre ellos, el cuñado de Rajoy) hayan salido bien librados precisamente, gracias al demoledor informe del Consello de Contas, el organismo fiscalizador de los dineros públicos de Galicia.
Naturalmente, no hay, de momento, indicios de delito alguno. Pero sí los hay, y abundantes, de chapuzas de gestión. Y, aunque lo hubiera, el cargo de Fernández Balboa era de segundo nivel y, los principales afectados serían los conselleiros que autorizaron todo el dislate. Eso sí, sin que hasta ahora –tampoco tendría, en puridad por qué hacerlo—Mariano Rajoy haya abierto la boca, ha sido Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP gallego, quien voluntariosamente ha salido hoy a la palestra en defensa del cuñado de su superior jerárquico. “Él al menos es licenciado en Empresariales –dijo Feijóo— y no como su sustituto en la dirección financiera de la Fundación, nombrado por el actual Gobierno gallego, que es maestro de escuela”.
Tras este rifirrafe, que hay que tomar en clave más electorera que electoral, al columnista se le ensanchan las meninges esperando en la aparición pública de cualquiera de los parientes, de sangre o políticos, de Mariano Rajoy ¿Primos? ¿Sobrinos? ¿Ahijados?... La cosa promete, pese a que el cuñado Manuel Fernández Balboa, joven, aunque a la luz de su gestión cabría poner en cuarentena lo de sobradamente preparado, fue, dicho de forma objetiva, uno de los beneficiados por la política de creación de empleo de la Xunta de Galicia que presidió, durante 16 años, Manuel Fraga Iribarne. Prueba palpable de que hasta el Partido Popular tiene una acusada conciencia social.
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