En tono mucho más moderado que Zaplana, el líder del PP reconocía que Zapatero había ‘asumido’ su discurso ante Ibarretxe. “Lo que le ha dicho es lo que yo pedí que le dijera. Lo sorprendente es que le hubiera dicho que podía celebrar el referendum”, dijo, tras dar muchas vueltas a la reiteradas preguntas de los periodistas que no acaban de entender si estaba satisfecho con la respuesta dada por el presidente al lehendakari o estaba ‘desautorizando’ a Zaplana. Moviéndose con una habilidad asombrosa, Rajoy consiguió que no lo pareciera pero la sensación quedó en el ambiente.
Su comparecencia la inició con una solemne declaración que inició con el preámbulo “quiero dejar meridianamente claro cuál es mi postura”. Una postura que comienza por la premisa de que “ni ETA ni Batasuna tienen derecho a negociar nada con el Gobierno de la nación y nunca deberían haber negociado. Ibarretexe tampoco”, señaló muy serio. En su opinión, el lehendaki no puede convocar una consulta popular porque “España es de todos los españoles y de lo que digan los españoles. La soberanía de los españoles se puede romperse y lo que pretende Ibarretxe es que los españoles no puedan decidir el futuro de una parte de España como es el País Vasco”.
Pero lo que más le ha indignado y “sorprendido”, según reconocía el propio líder de la oposición, es el argumento utilizado por el dirigente del PNV en su entrevista con el presidente equiparando la negociación entre Batasuna, ETA y el Gobierno, con la que pretende llevar a cabo con el Gobierno de la nación, algo que bajo ningún concepto, a su juicio, debería aceptar Rodríguez Zapatero.
Rajoy insistió que no se acaba de fiarse del todo del presidente. “Desconozco sus intenciones”, dijo. En cuanto a si el presidente tiene “legitimidad” para frenar la lehendakari, algo que por la mañana había puesto en duda Zaplana, Rajoy no entró y prefirió referirse a su “credibilidad”. “Las convicciones de Zapatero y su credibilidad quedan al juicio de cada uno. Yo juzgo a la gente por sus hechos. Pero sus antecedentes no animan a ser optimista”, señaló, para a continuación matizar que esperaba que “rectificara” su política porque durante estos tres años y medio de Gobierno socialista “los nacionalistas nunca habían estado como ahora”. “Nunca habían sido tan virulentas sus posturas ni sus reivindicaciones tan desmesuradas, ni habían visto sus posiciones tan fortalecidas”, lamentó. “Si rectifica y mnetiene una política contundente en defensa de la soberanía nacional, tendrá mi apoyo”, añadió
Rajoy fue preguntado qué hará él con el nuevo Plan Ibarretxe si en marzo gana las elecciones. “Cuando sea elegido presidente – dijo, sin dudar que lo será-, no tendré que preocuparme de que pueda incumplirse la ley, porque se cumplirá. El que tendrá el problema será Ibarretxe que deberá cumplir la ley”, replicó.
El líder de la oposición desveló que el presidente del Gobierno no le había llamado para comentarle nada sobre la nueva ‘visita’ de Ibarretxe al Palacio de la Moncloa. “No me llama desde antes del verano para hablar de ningún tema incluido este asunto tan importante”, confesó circunspecto.
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