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Previniendo el cáncer de mama

Previniendo el cáncer de mama

Muchas veces leemos que alguien famoso murió víctima de una“penosa enfermedad”, todos sabemos de qué se trata  pero nos negamos a llamarla por su nombre: cáncer.

La vida me puso frente a ella sin que la buscara, pero el enfrentarla me dio la posibilidad de sobrevivir a su ataque.

Es el cáncer un enemigo que asecha en silencio y que tiene al miedo y a la negación como fieles aliados.

Es el cáncer un enemigo que debemos reconocer y aceptar como tal para lograr vencerlo.

Durante casi un año me entregué en manos de la ciencia de manera intensa, mi objetivo era salir airosa y sabía que no podría sola.

Desde el espacio de la medicina, encontré lo mejor, profesionales capaces de curar mi cuerpo y fortalecer mi alma.

Desde el espacio de la vida descubrí muchas veces  que si tendía mi mano buscando apoyo, era otra mano la que se me ofrecía de manera incondicional,  supe entonces cuánto cura el amor, cuánto más liviano es andar este camino acompañado.

No es fácil estar junto a alguien que se juega la vida a cada paso, esto genera muchas veces tanto miedo que preferimos alejarnos para “no sufrir”, esta ceguera provocada sólo logra proteger al más fuerte y desamparar al débil, pero en este caso también debe primar el respeto a quien elige este camino y dejarlo seguir sin reproches ni cargos de conciencia, ya que cada uno hace lo que puede hacer y no somos nadie para exigir más.

Si en este momento me preguntaran sobre qué hacer frente a un diagnóstico de cáncer, sin duda diría que luchar con fuerzas, buscar el amparo de la ciencia, confiar en ella y transformarse en el más obediente de los pacientes. Pero si en algún momento siente que no puede no dude en buscar ayuda, siempre hallará a alguien que esté dispuesto a hacerlo.

Esta es una lucha que no podemos enfrentar solos, necesitamos del amparo del otro, de su palabra de aliento, de su presencia.

A pesar de sus intentos por doblegarme, el cáncer obró en mi de manera especial, me hizo saber que la salud y la enfermedad nada tienen que ver con premios y castigos, que la vida es más que un bien material, que el amor cura tanto o más que los remedios, que para permanecer sana debo darme el tiempo necesario sin sentir culpa por ello.

Supe también que mi vida era importante para muchos que me ayudaron a luchar por conservarla y que por siempre ocuparán un lugar especial entre mis afectos.

Cada día doy gracias por haber tenido el privilegio de transitar la vida junto a seres capaces de construir a mi alrededor una red afectiva tan fuerte como para hacerme sentir que podía con todo, que debía seguir adelante para responder a esta entrega con proporcional generosidad, no sé si lo logro pero sí se que lo intento a diario.

A punto de cumplir siete años  desde el comienzo de este camino me siento sana, pero no bajo la guardia ya que sé debo estar alerta.

El cáncer es más peligroso cuando va de la mano de la ignorancia y la negación, cuando buscamos enfrentarlo solos, cuando recurrimos a recetas mágicas o simplemente nos entregamos a él sin luchar por vencerlo.

Un control médico anual puede salvarnos la vida. No dejemos de hacerlo.
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