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“La tentación de la censura puede afectar a todos los medios”

Creel: sin presiones discutir Ley de Radio y TV

 

Es indispensable “darle la vuelta a la página” en la discusión de las reformas a la Ley de Radio y de Televisión a fin de dialogar con los concesionarios “sin presiones”, señaló el coordinador de la fracción del PAN en el Senado, Santiago Creel. En tanto, prestigiados analistas como Ricardo Alemán Alemán, consideran “…

En tanto, realizó un llamado a los legisladores y senadores para mantener la unidad y “empezar a ordenar” el desarrollo del país.

 

“En ese desarrollo se tiene que reordenar a los grupos que aún tienen muchos privilegios en la economía, en los gremios y en la política”.

 

Durante su discurso en el informe de actividades de los diputados federales por Querétaro, dijo que se debe legislar en la materia sin tener mayores presiones y “pensando en el país”.

 

“Deseamos legislar sin presiones y lo vamos a hacer en el reordenamiento de la ley de medios, pensando sobre todo en el país, por supuesto que en la industria de medios electrónicos, pero también en su democracia.”

 

Dijo que con la aprobación de la reforma electoral se va a cambiar la historia de los procesos electorales del país, por eso era indispensable poner en orden “desde la casa”.

 

“Es más allá que un cambio político, es un cambio en la cultura política, le hemos quitado el peso que tiene el dinero en las campañas políticas en el país, el que manda no es el que tiene los recursos, sino el que tiene el voto, la libertad de acudir a la urna y decidir.”

 

Creel mencionó que se busca acabar “con el peso del dinero y de los privilegios en las elecciones, en un país donde aún hay grupos con muchos privilegios que deben reordenarse”.

 

Por su parte, el coordinador de los diputados del PAN, Héctor Larios, aseguró que la actual Legislatura federal se ha distinguido “por la defensa histórica que hizo de la tribuna para permitir la toma de protesta a Felipe Calderón y demostrarle una unidad sin titubeos que permitió la aprobación de reformas importantes para el país”

 

Itinerario Político

Ricardo Alemán

El Universal  07/10/ de 2007

Poder y medios: la guerra

El spot de TV Azteca unificó a todos los partidos contra la televisora

En el Senado, lloriqueos y amenazas de intolerancia y hasta censura

 

Se equivocan quienes suponen que terminó la guerra declarada entre los más poderosos medios electrónicos y el Congreso de la Unión, con sólo retirar “del aire” el spot con el que Televisión Azteca pretendió ridiculizar a los senadores, o con el “tibio” comunicado de protesta que emitió el propio Senado de la República. No, la escaramuza pública que exhibieron Azteca y el Senado en los días recientes es apenas “una probadita” de la verdadera guerra que esos formidables poderes ofrecerán en los meses por venir. Y es que contra lo que muchos suponen, lo que está en juego no es la reforma electoral, el negocio del juego electoral —esa partida ya la perdieron la televisión y la radio— sino que ahora está sobre la mesa un cambio radical en las reglas del juego entre el Estado y los medios. ¿Qué significa eso?

 

Casi nada; que desde el Congreso de la Unión —y en los tiempos del gobierno de Felipe Calderón, que para no pocos es el “presidente espurio”— los tres grandes partidos tienen proyectado el cambio de régimen que debió impulsar desde el año 2000 el entonces presidente Fox —luego de la caída del PRI— y que pasa por el rediseño de las reglas que regulan la siempre tirante relación de dos poderes reales; el del Estado mexicano y el fáctico de la televisión y la radio.

 

En pocas palabras, al asumir como prioritaria y urgente la reforma del Estado —de la cual es parte la reforma electoral— lo que intentan PAN, PRD y PRI, junto con el gobierno de Felipe Calderón, es un cambio de régimen que sería imposible sin cambiar primero las reglas que regulan la relación entre el Estado, la televisión y la radio. Y esas nuevas reglas que se preparan en el Congreso, y especialmente en la Cámara de Senadores, pasarán por la revisión del régimen de concesiones privadas, una moderna relación con los medios públicos, la actualización tecnológica y, sobre todo, la contención del poder mediático, entre muchos otros aspectos.

 

Lo que presenciamos en las pantallas de Televisión Azteca —una reacción silvestre de fuerza— cuando se pautó junto con un spot del Senado uno de la televisora en donde se pretende ridiculizar a esa cámara del Congreso, quiso ser una demostración de fuerza, un primer aviso de lo que puede ser la reacción conjunta de la televisión y la radio frente al Congreso. Pero a pesar de que no faltaron las voces que le adjudicaron un primer triunfo a la televisora del Ajusco, lo cierto es que el efecto buscado resultó contrario porque sólo contribuyó a galvanizar la impensable alianza entre los tres grandes partidos representados en el Congreso y, por si hiciera falta, el gobierno de Calderón.

 

Sí, por increíble que parezca o por descabellado que se antoje, luego del proceso electoral de julio de 2006, la relación entre los poderes del Estado —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— y el poder fáctico de los medios electrónicos —televisión y radio— parece estar normado por una suerte de “ley física” parecida a la Tercera Ley de Newton, en donde a una acción desmesurada y abusiva del poder mediático que pretendió controlar el proceso electoral de esa fecha y que intentó chantajear a todos con la llamada ley Televisa, se produjo una reacción igual, pero en sentido contrario, que pretende limitar la participación de ese poder mediático en los procesos electorales y, además, elaborar una nueva regulación entre el Estado y esos medios. En pocas palabras, los abusos de la televisión y la radio dieron como resultado la unificación de todo el Estado, pero en contra de ese poder fáctico, que parecía incontenible, de televisión y radio.

 

Estrategia mediática

 

Resulta difícil creer que entre los estrategas del señor Ricardo Salinas Pliego —frente a la pretensión del Congreso de elaborar una nueva Ley de Radio y Televisión— no exista capacidad más que para elaborar un spot como el que se exhibió para golpear a los senadores, y que se haya decidido presentarlo a través de una estrategia silvestre como la empleada. Si esas son las armas y esos son los estrategas, desde ahora se puede cantar la derrota de Azteca; una derrota que se sumará a una abultada lista de activos que operan contra la imagen y la credibilidad de una empresa que está muy lejos de ser vista como “modelo” por amplios sectores sociales.

 

Y podrían tener razón los señores del Ajusco cuando argumentan que en el spot que difundieron no muestra más que la verdad del dinero que ganan los senadores, que le cuestan a los mexicanos muchos millones de pesos, y que esos salarios están por encima, muy por encima de los de maestros y médicos. Sí, pero lo que no dice el spot es que el Senado y el Congreso en su conjunto son parte fundamental del Poder Legislativo; uno de los tres poderes sobre los que se apoya el Estado mexicano. No dice que son producto de una elección democrática, y que lo salarios y el presupuesto son parte de las reglas del juego establecidas y sancionadas por las leyes vigentes.

 

En efecto, los abultados y ofensivos salarios de los legisladores deben ser revisados, igual que los de gobernadores, alcaldes, secretarios de Estado, ministros de la Corte, consejeros del IFE... Y si la preocupación de Azteca es por esos insultantes salarios, esa empresa tiene en el Senado un lugar, a través del señor Jorge Mendoza —a su vez ejecutivo de Azteca— para proponer una reforma que permita corregir ese derroche. Pero en realidad eso no era y no es lo importante. Lo que pretendió el poderoso grupo del Ajusco fue enviar una señal, demostrar la fortaleza de su músculo, frente a la casi inevitable reforma de radio y televisión.

 

Estratagema del Congreso

 

Pero si bien los destinatarios directos del spot eran los senadores, el mensaje también parecía una invitación a otros poderes mediáticos que han empezado a dar señales de “debilidad” frente a la nueva Ley de Radio y Televisión. ¿De qué estamos hablando? Bueno, pues resulta que luego de la reunión tumultuaria de empresarios de la televisión y la radio —y de comunicadores— con Senadores en la víspera de que fuera subido a tribuna el dictamen de la reforma electoral, concesionarios de radio y televisión entendieron que “negociar en bloque” era de alto riesgo, y que sólo beneficiaba a los grandes grupos de la industria.

 

Así, por separado, y casi en secreto, concesionarios como Joaquín Vargas, de Multivisión; Edilberto Huesca, de Radio Mil; Rogerio Azcárraga, de Fórmula, y otros, buscaron a los jefes de los senadores; a Santiago Creel, Manlio Fabio Beltrones y Carlos Navarrete. Incluso Emilio Azcárraga Jean se reunió por separado con Manlio Fabio Beltrones. De pronto el grupo homogéneo de la industria de la radio y la televisión se vio fracturado y cada quien empezó a negociar por su cuenta. En algunos casos se llegó a proponer, incluso, la creación de bases legales para que la industria dejara de estar representada en una sola cámara, y que se crearan cámaras por sector; es decir, los de radio por un lado, los cableros por otro, los de la telefonía y la internet por otro, y la televisión por separado.

 

A partir de este fenómeno, los estrategas del Senado decidieron iniciar la negociación por “estancos”. No habría reuniones en conjunto, sino que desde ahora, y hasta el mes de febrero —en que se tiene previsto sacar el dictamen de nueva Ley de Radio y Televisión— se atendería por separado y se escucharían las demandas y puntos de vista, primero de los grandes radiodifusores, luego a los de provincia; más adelante a los medios públicos, para seguir con los cableros y, también por separado, a los industriales de la telefonía y la internet. Al final, serían convocados los grandes concesionarios de televisión.

 

En realidad lo que ocurrió fue el decantado natural de una industria que históricamente tenía una de sus grandes fortalezas en la trinchera de su cohesión como poderoso grupo mediático —gremio que era mangoneado por los dos grandes de la televisión y las poderosas familias de la radio— pero que en la práctica siempre dejó de lado a las mayorías, a los pequeños y medianos concesionarios de radio y televisión, de telefonía y cableros. Pero resulta que al calor de la nueva Ley de Radio y Televisión, los grupos que siempre fueron marginados o sometidos, vieron la posibilidad de meter sus propuestas, demandas e iniciativas, a la nueva legislación.

 

Pero entre los industriales de la radio y a televisión tampoco se puede hablar de hermanas de la caridad o de niños de pecho. No, lo que ocurrió es que luego de la reforma electoral, cada uno de los industriales empezó a ver el riesgo de seguir la línea de los poderosos grupos, de ser arrastrados a un choque frontal con el Estado, y decidieron por la negociación y el acuerdo en lo individual. Está claro que eso no significa que en cualquier momento pretendan ofrecer otra demostración de fuerza y unidad. Pero eso no será más que un efecto mediático, ya que “bajo cuerda” negocian, pactan, ceden y ganan.

 

Unidos Ejecutivo y Legislativo

 

En otro inédito, los jefes parlamentarios de las dos cámaras del Congreso —Diputados y Senadores— resolvieron seguir la misma estrategia y mantener, a toda costa, la unidad en objetivos respecto a la Ley de Radio y Televisión. Más aún, el pasado jueves, cuando el escándalo del spot de Azteca provocó una violenta reacción entre los senadores de casi todos los partidos, la presidenta de la Cámara de Diputados, la perredista Ruth Zavaleta, se comunicó telefónicamente con el presidente del Senado, Santiago Creel, para externar su solidaridad. “Lo que va contra la Cámara de Senadores va contra la de Diputados”, le habría dicho.

 

Y es que el spot que difundió contra los senadores el grupo Azteca, en realidad selló el acuerdo temporal entre PRI, PAN y PRD en las dos cámaras del Congreso, para impulsar la nueva Ley de Radio y Televisión; alianza inédita que había hecho posible la reforma electoral. Y si se tratara de ver la escaramuza a la luz de las victorias y las derrotas, los ganadores estarían en la casona de Xicoténcatl, más que paseando por el Ajusco.

 

Pero hay un factor que va más allá de los anteriores inéditos —y que en muchos sectores de la “opinocracia” quiere ser relegado, sea por fobias o filias políticas— sin el cual no habría sido posible la reforma electoral y menos el avance que lleva la nueva Ley de Radio y Televisión. Y ese factor se llama Felipe Calderón, el Presidente panista, sin cuyo consenso no habría sido posible el alineamiento casi astral en el Congreso entre los tres grandes partidos.

 

En diciembre de 2006 dudamos en este espacio que el presidente Calderón fuera capaz de impulsar una nueva reglamentación en materia de radio y televisión, y menos sacar al poder mediático de los procesos electorales, ¿por qué? Porque buena parte de la victoria de Calderón se la debe a la televisión y la radio, en ese orden.

 

En efecto, las reformas en esa dirección no fueron propuestas por Calderón, pero sin su aval, el PAN no habría avanzado en la reforma electoral —y a un alto costo— y los azules tampoco estarían dispuestos a una nueva Ley de Radio y Televisión. Las grandes preguntas ahora son, una, si Calderón será capaz de mantenerse en esa postura para que se haga realidad la nueva Ley de Radio y Televisión, y dos, qué clase de ley se conseguirá. Por lo pronto, el resolutivo de la Suprema Corte respecto de la defenestrada ley Televisa anuncia buenos augurios.

 

Lloriqueos y riesgos

 

Pero el escándalo del spot contra el Senado abrió una nueva y controvertida discusión a la que pocos han puesto atención. La primera reacción de los senadores fue, en la mayoría de los casos, hepática y exagerada, y hubo casos, como los de senadores del PRD, que reclamaron cancelar la concesión a Televisión Azteca. Al parecer sin darse cuenta, o acaso por la soberbia y lo sobrado de algunos senadores —o acaso por las venganzas que algunos quieren cobrar— la respuesta institucional del Senado y las reacciones particulares de algunos senadores abrieron la puerta a un intenso tufo de intolerancia, autoritarismo y hasta tentaciones de censura.

 

Pareciera que los senadores mandaron el mensaje de que al amparo de la nueva reforma electoral y de los trabajos para construir la nueva Ley de Radio y Televisión, los poderes del Estado pretenden convertirse en un poder de intocables. El senador Carlos Navarrete llegó a decir que lo grave del spot de Televisión Azteca no era su contenido —que no incurrió en falsear información, sino en todo caso ofrecerla de manera parcial— sino “su intención”. ¿Cuál era la intención del spot?

 

Está claro que se pretendió hacer una crítica, que puede ser mediante la comparación y el contraste; que puede ser mediante la ridiculización del abultado salario de representantes populares o del pacto federal, frente a un país de millones de pobres; que pudo ser mediante el manejo parcial de la información obre el dinero que ganan los senadores. Pero al final de cuentas se trata de una crítica cuya “intención” es un intangible difícil de medir y menos sancionar.

 

Si ese va a ser el criterio con el que se elaborarán los nuevos reglamentos de la nueva Ley de Radio y Televisión, si ese va a ser el rasero con el que se van a medir los contenidos de esos medios, podemos suponer que muy pronto habrá un nuevo escándalo en torno a esa nueva legislación. Un escándalo que introducirá el riesgo de que el Estado, a través del Poder Legislativo, construya muros para blindarse frente a la crítica. Y hoy puede ser Televisión Azteca, pero mañana la tentación de la censura puede ser llevada a rango de ley y afectar a todos los medios de comunicación. Por lo pronto nadie puede dejar solos a los legisladores en la elaboración de la nueva Ley de Radio y Televisión.

 

 

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