La Ley de Igualdad hará ‘estragos’

No va a ser fácil, no, para los dirigentes de los partidos políticos confeccionar esta vez las candidaturas al Congreso de las próximas elecciones generales. Si la tarea ya de por sí es ardua, complicada y crea broncas y tensiones, la entrada en vigor de la Ley de Igualdad multiplicará por diez el problema. Sobre todo en los partidos pequeños en donde se han saltado a la torera eso de la paridad electoral hasta límites sonrojantes. Por ejemplo, en el PNV, ERC y en CiU. En esta legislatura los nacionalistas vascos lograron siete diputados, de los cuales seis son varones. La única fémina es Margarita Uría. En CiU, el botón de muestra de su decena de parlamentarios es Merçe Pigem. Y en los bancos de ERC se sientan ahora tres mujeres, aunque en un principio solo había una, Rosa María Bonet. Y eso gracias a las renuncias de dos varones, -Joan Puigcercós y Francesc Canet- que se marcharon para concurrir a otras elecciones.

En estos momentos el hemiciclo de la Cámara Baja está formado por 128 diputadas frente a 222 diputados. Es decir, casi el doble de hombres que de mujeres. La aplicación estricta de la ley de paridad hará estragos en contra del colectivo masculino. De hecho, la semana pasada la Mesa del Congreso aprobó los Presupuestos en los que se incluye una partida de más de dos millones de euros para indemnizar – a modo de pensión compensatoria que queda fijada en 3.020 euros mensuales- a todas aquellas señorías que no repitan en el escaño o no salgan elegidos en las elecciones de marzo. Para cobrar esta indemnización -que será incompatible con el ejercicio de cualquier otro cargo público- se necesita una antigüedad de al menos ocho años como parlamentario. La Cámara ha realizado un cálculo aproximativo del número de diputados que podrían verse afectados por esta situación cifrándolo en 116, y que, según reconocen fuentes de la Mesa, serán casi todos hombres que se verán desplazados por ‘ellas’. Esto ha dado pie a alguna broma de diputadas ‘malpensadas’ que ‘acusan’ a los miembros masculinos de este órgano, artífice de la idea, de velar “por sus intereses. Como siempre”. Lo que está claro es que el paisaje del Congreso va a cambiar a partir de marzo de 2008. Habrá muchas más mujeres.