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La Noche en Blanco

Millón y medio de madrileños pasados por agua (y por colas interminables)


Las calles de Madrid y sus edificios más emblemáticos se dejaron conquistar anoche por la cultura en su segunda edición de la Noche en Blanco ante un millón y medio de asistentes, según el alcalde de Madrid, Alberto-Ruiz Gallardón, quien celebró que la convocatoria "superara las lluvias" iniciales y la paciencia de los ciudadanos, que esperaron largas colas para acceder a determinados actos.
Una abrumadora oferta cultural, con más de 170 eventos convocados, que se concentraron en buena parte en el eje Castellana-Prado-Recoletos, el Centro Cultural Conde Duque y un renovado Matadero de Madrid, lugares que acogieron espectáculos de danza, teatro, videoarte, música, cine y actuaciones callejeras en una convocatoria que finalizó a las siete de la mañana, a escasas horas de la llegada del otoño.

Esta iniciativa europea que realizan París, Bruselas, Riga y Roma y a la que desde el pasado año se suma Madrid, convirtió la ciudad en un centro cultural al aire libre, con muchos de sus edificios transformados en obras expositivas.

Sobre el Palacio de Comunicaciones se proyectaron imágenes por ordenador inspiradas en "Luces de Bohemia" de Valle-Inclán, mientras que la Casa de América tuvo a la mitología azteca como protagonista de su fachada, y la Puerta de Alcalá quedó rodeada de una gigantesca nube en uno de los reclamos más llamativos, la instalación titulada "Atmósfera".

Fueron algunas de las propuestas que recibieron la visita del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, quien, al igual que el año pasado, recorrió la ciudad junto a una extensa comitiva en la que también se encontraba la concejala de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno, y la esposa de Gallardón, Mar Utrera.

Su periplo por la segunda Noche en Blanco comenzó con el canto de las sirenas provocado por la compañía Mécanique Vivante en la Plaza de Colón.

Fue una noche marcada por las intermitentes lluvias en sus primeras horas y los incesantes destellos de los flashes fotográficos que recibió Gallardón, quien no dudó en posar ante los medios gráficos, junto a muchos ciudadanos con los que se encontró en el camino e incluso el propio Lenin, a modo de escultura que formaba parte de la muestra celebrada en los Jardines de Sabatini.

Las vanguardistas creaciones de quince artistas internacionales, Robert Indiana y Dennis Oppenheim entre ellos, convivieron durante unas horas con las pétreas y eternas estatuas situadas en los jardines situados en el Palacio Real, que también abrió sus puertas al público hasta las tres de la mañana para mostrar sus instalaciones y las creaciones del pintor barroco italiano Juan Bautista Tiépolo y de su hijo Lorenzo.

Gallardón, quien deseó ante los medios al comienzo de su recorrido que los madrileños fueran "espectadores y protagonistas de una noche mágica", celebró que un millón y medio de personas, idéntica cifra que la facilitada el pasado año, hubiesen convertido la capital española en "un espacio público de encuentro con la cultura".

Un divertido "su cara me suena" o "sólo esta recabando votos" eran algunos de los comentarios de los ciudadanos que se escuchaban a su paso por el paseo de Recoletos a la altura del Palacio de Linares, donde una cantante con voz aniñada recuperaba sus recuerdos de infancia y juventud a ritmo de OBK y The Cure en el espectáculo "I will never stop dancing".

A la llegada al Museo del Prado una larga cola de visitantes aguardaba bajo la lluvia para presenciar "Patinir. La invención del paisaje", una propuesta que no es nueva para el público, ya que se inauguró a mediados de julio, pero que se convirtió en una de las citas más solicitadas de la noche.

El interés añadido de visitar por vez primera un edificio como el Prado durante la noche y, de paso, resguardarse del agua, era una de las razones expuestas por los asistentes.

Desde muchos puntos de la ciudad el público lamentaba no poder acudir a la Bolsa de Madrid, debido a la gran demanda para su acceso, que se prolongó de nueve de la noche a la una y media de la madrugada.

No obstante lo que difícilmente se podía imaginar es que lugares como el viejo Matadero de Madrid tuvieran que suspender los actos programados debido a un exceso de público, cuando tenía previsto que los eventos finalizasen a las 07.00 horas.

El excesivo número de visitantes sobrepasó el aforo permitido lo que obligó a los organizadores a desalojar las instalaciones del Matadero y clausurar su Noche en Blanco antes de tiempo.

El Matadero de Madrid fue el último de los destinos de Gallardón y el lugar donde la fiesta cultural se prolongó por más tiempo, recogiendo las proyecciones del proyecto visual "Videdictionary", "Gnawa", espectáculo de la Compañía Nacional de Danza, y la música en directo del prestigioso grupo de música independiente Chicks on Speed, que contó con la escenografía del artista Douglas Gordon.
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