Los canapés de Palacio

En la entrada ya se apreciaba el ambiente selecto y cuidado de los asistentes, pero eso sí, en la entrada, puesto que al acto de inauguración que estuvo presidido por  Francisco González, Presidente de BBVA , acompañado de Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano y los embajadores de México, Colombia y Panamá , sólo pudieron entrar los invitados vips. Por lo que este humilde canapero tuvo que esperar, con los periodistas ya se sabe, pero aún así entré.

En los salones de este elegante Palacio se daban cita 80 muestras entre las que no faltaron pinturas, vasijas, cruces y estatuillas, todas ellas marcaban un recorrido por  las culturas precolombinas hasta las últimas décadas del siglo XX.

Sin menospreciar lo anterior, llegó el gran momento para este Canapero de paladar delicado; la hora de los aperitivos. Los invitados nerviosos miraban de lado a lado, yo creo que por la fama de exquisitos que tienen los saraos que organizan los del BBVA. De repente salió el primer camarero, bandeja en mano, y se abrió la veda para comer, más bien para degustar las pequeñas delicatessen que allí se ofrecían.

La entrada principal del Palacio fue el improvisado comedor. Las mesas vestidas elegantes y propias de un catering de postín acogían a los presentes. Como decía los canapés pequeños pero abundantes. Una calidad suprema; había de todo, desde focaccias de steak tartare, hasta brochetas de bogavante con lágrimas de caramelo, o panecillos de pasas con nueces y manchego, brochetas de queso fresco con tomatitos, así como delicias con almendras y largo exquisito de etcétera.

Puntuación:
Ambiente: 6, selecto pero escaso, nada de prensa y pocos ciudadanos de a pié. Diversión: 5, lo mismo, poca gente y bastante seria, nada de risas y demasiado ‘postureo’. Canapés, 9, exquisitos, abundantes y con una presentación inmejorable.