La paralización, que comenzó el martes, interrumpió algunas vías, especialmente la Panamericana, que une al país de norte a sur, lo que generó un caos en el transporte de pasajeros y de mercancías.
El gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, desactivó el miércoles su primera protesta indígena tras llegar a un acuerdo con varias comunidades que mantuvieron cerradas algunas carreteras de las provincias andinas de Imbabura y Pichincha, en demanda de un proyecto de agua potable y riego.
El ministro de Gobierno (Interior), Gustavo Larrea, tras una larga reunión con dirigentes de la protesta, aseguró que los dos proyectos que demandan las comunidades, el "Pesillo-Imbabura, de agua potable y el Cayambe-Pedro Moncayo, de riego", se ejecutarán "con paros o sin paros".
El gobierno "está cambiando las cosas. Tengan la seguridad de que vamos a ejecutar estos proyectos", añadió el ministro, tras recordar que ambas iniciativas fueron postergadas durante años, por anteriores administraciones.
La paralización, que comenzó el martes, interrumpió algunas vías, especialmente la Panamericana, que une al país de norte a sur, lo que generó un caos en el transporte de pasajeros y de mercancías.
De su lado, el vicepresidente ecuatoriano, Lenín Moreno, aseguró que la atención a los proyectos reclamados no se hará por la presión de las comunidades sino por la voluntad del gobierno de apoyar a los sectores más vulnerables de la sociedad.
"El diálogo es mejor que cualquier otra opción", añadió Moreno, que también participó en la reunión con los indígenas.
Al final de las conversaciones, las autoridades firmaron un decreto para atender, de manera prioritaria, los dos proyectos demandados por los manifestantes.
Fuentes cercanas a las conversaciones indicaron que los indígenas levantaron el miércoles mismo la medida de presión y que despejarán las vías obstruidas.
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