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La educación, idiotas

Andamos ocupados con la guerra de las banderas, las selecciones autonómicas, los planes fotocopiados de alquileres, la economía de guerra electoral y hasta la educación para la no convivencia, cuando llega la OCDE y nos dice no sólo que España está en la cola educativa –sólo superada negativamente por México, Portugal, Turquía y Polonia entre 29 países-, sino que añade algunas cosas terribles. La educación española es una  de las que gasta sus recursos de modo más  ineficiente. No es  sólo que gastemos poco; sobre todo es que gastamos muy mal. España, dice la OCDE, es el único país de la OCD en el que los graduados universitarios han perdido ventaja laboral en los últimos años. La capacidad de encontrar un empleo es prácticamente la misma entre quien tienen un título universitarios y quien no la tiene, aunque a la sociedad – es decir a los impuestos de los ciudadanos- la formación de un universitario nos salga por un ojo o los dos porque lo que se paga por cursar estudios universitarios es un quinta o sexta parte de lo que realmente vale, becas al margen.

El panorama es maravilloso. El índice de fracaso escolar es elevadísimo: el 36 por ciento de los alumnos abandona al terminar la ESO o ni siquiera llega a completarla. Pero luego, tenemos millón y medio de universitarios, tres veces más que estudiantes de Formación Profesional, cuando tendría que ser al revés. Pero, además, esos universitarios –“la generación mejor formada de la historia”- cuando salen de las Universidades están insuficientemente formados para integrarse en el mundo laboral y tienen que hacer un máster, un MIR de cuatro años o un curso de acceso –más años de formación, más gasto- y, pese a todo, tienen las mismas dificultades para encontrar un empleo mal pagado que un mal estudiante de ESO. Algo funciona pésimamente en nuestro mundo, aunque los políticos estén en otras cosas.

Como el futuro de un país está directamente ligado al éxito y a la calidad de su educación y de su investigación, el futuro de España es bastante negro. Las posibilidades de un investigador joven español de encontrar trabajo en nuestro país son casi las mismas que hace diez o veinte años y la emigración sigue siendo su casi única salida. No hemos ganado nada en este terreno pese a las promesas de hace tres, dos y un año del  presidente Zapatero. La educación sigue sin interesar a nadie de verdad. No es un problema de un partido, es un problema de abandono. ¿Por qué le llaman educación cuando sólo les interesa el adoctrinamiento?
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